Los estudiantes catalanes de ESO que finalmente no escojan Religión como asignatura el próximo curso 2015-2016 tendrán que matricularse, sí o sí, de la nueva materia de Cultura y Valores Éticos, que también incluye cultura religiosa en su temario. El objetivo es, según ha explicado la consellera de Ensenyament, Irene Rigau, que los alumnos «adquieran conocimientos relativos a otras culturas y civilizaciones, como por ejemplo por qué algunas religiones ayunan, y que, a la vez, sepan interpretar y contextualizar escritos y obras de arte», indicó recientemente Rigau.

El objetivo es paliar, en la medida de lo posible, el déficit de conocimientos de cultura clásica, historia de las religiones y filosofía que tienen muchos estudiantes cuando terminan la educación obligatoria. La medida, de paso, ayudará a estimular posibles vocaciones humanísticas, opina la conselleria. «La Generalitat llevaba tiempo trabajando en el desarrollo de una asignatura que dotara a los estudiantes de una cierta cultura general y, sobre todo, de unos valores y de un espíritu crítico», explicó el pasado septiembre a este diario la directora general de Secundaria, Teresa Pijoan.

«La escuela no solo ha de enseñar Matemáticas o Historia, sino también a tener criterio», argumentaba entonces Teresa de Puig, filósofa, pedagoga y una de las personas que han participado en la elaboración del currículo de la nueva asignatura. El temario también habla de otras culturas y religiones, como el islam.

Rigau, que nunca se ha mostrado contraria a que la Religión sea asignatura evaluable, como propone el ministro Wert, sí expresó ayer su rechazo al contenido que la Conferencia Episcopal Española ha dado a esta disciplina. La consellera aseguró que, si bien se debe combatir el analfabetismo religioso, «eso no debería pasar por añadir la religión a los planes educativos a un nivel alto, casi teológico», dijo.