El exdefensor del menor de la Comunidad de Madrid Javier Urra alertó ayer en Barcelona de que la violencia filio-parental es creciente, aunque no sea nueva. Urra es presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Violencia Filio-Parental (SEVIFIP), y advirtió de que aunque se habla de casi 5.000 denuncias el año pasado hay que tener en cuenta que los menores de 14 años no pueden ser denunciados y que muchos padres no acuden a las autoridades por vergüenza y sentimiento de culpa. Urra mencionó las adicciones como una fuente del problema pero no es la única. También citó un fenómeno concreto: el de los hijos adoptados que en caso de conflicto recurren al tú no eres mi padre.
Esther Calvete, profesora en el Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Deusto, presentó un estudio sobre 3.564 adolescentes que aporta varias conclusiones: ser testigo de violencia en casa o víctimas de maltrato parental eleva la posibilidad de que los hijos la ejerzan. Se considera agresión psicológica la desobediencia, el insulto, la amenaza, el chantaje, el robo de dinero familiar. Y agresión psicológiva severa, hacerlo seis veces en un año. Se considera agresión física la que se ejerce sobre los padres o el domicilio. Y agresión física severa, hacerlo tres veces en un año.