El estudio de la UE describe ocho tipos de actos que pueden identificarse como acecho. Tres de ellos se desarrollan a través de internet, el correo electrónico o los móviles. Puede tratarse de SMS u otros mensajes inmediatos en los que se profieren ofensas u amenazas, de comentarios denigrantes colgados en la red o de fotos o vídeos íntimos de la acosada que se comparten. Para ser consideradas acoso, estas acciones deben producirse de forma repetida y por una misma persona. En las formas no verbales de acoso sexual se incluyen el 11% de las féminas encuestadas que han sido objeto de insinuaciones inapropiadas en las redes o de mensajes sexualmente explícitos. La mayor exposición a las nuevas tecnologías hace de las jóvenes las mujeres con mayor riesgo. Así, en la franja de 18 a 29 años, el 20% ha experimentado ciberacoso.

El peligro se reduce a la mitad en el grupo que llega a los 49 años. Esta forma de acoso ha forzado al 23% de las víctimas a cambiar de cuenta de correo o número de teléfono. En lugar de que se vean obligadas a ello, la agencia de la UE insta a la responsabilidad de los proveedores de servicios de internet, de forma que sean estos los que protejan a las víctimas denunciando los casos de abuso e informen al acosador de que no puede actuar con impunidad. El pasado verano, Twitter anunció que simplificaría su función para denunciar abusos.