El 11 de enero del 2011, Manel Prat aterrizó en la direcció general de la Policia como parte del equipo con el que el 'conseller' nacionalista Felip Puig pretendía vigorizar un cuerpo policial que, en su opinión, se había marchitado bajo la gestión del ecosocialista Joan Saura.
Con su perfil aguileño y su estilo joven aunque sobradamente preparado, Prat fue colocado al frente de los Mossos pese a no tener la más mínima experiencia en seguridad.
Tenía otras cosas. Prat es un cachorro convergente. Nacido en Córdoba hace 39 años y criado en Olot, creció en el seno de la Joventut Nacionalista de Catalunya y era una de las apuestas de futuro del partido de Artur Mas. Por eso, en los últimos tiempos de la era Pujol, fue colocado como jefe de gabinete de Puig en la Conselleria de Política Territorial. Tras la derrota electoral en las autonómicas del 2003, Convergència salvó a los que pudo entre los suyos. Prat fue uno de ellos.
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