Casada, con dos hijas (Amanda,  18 años, y Judith, 14). Ella y su marido se quedaron primero en paro y después, sin casa. Victoria contactó con EL PERIÓDICO cuando el diario hizo una llamada a la participación de ciudadanos afectados por los desahucios que estuvieran dispuestos a ofrecer su testimonio. «Aún no sé cómo me decidí a explicar mi caso, fue un arrebato de rabia e impotencia», confiesa. Pero un arrebato del que asegura que no se arrepiente. «He visto en el diario otros reportajes de temas diversos en los que los testimonios explican su caso. En uno u otro encuentras algo con lo que te sientes identificado, te ayuda a entender la información en un lenguaje más sencillo», afirma. En su opinión, abrir la puerta a los testimonios de los lectores te hace sentir más cercano. Y lo dice con conocimiento de causa porque, a raíz de la publicación de su caso, mucha gente de Cubelles se acercó a ella para explicarle que estaba en las mismas circunstancias y preguntar qué pasos había que seguir... Victoria siente que, de alguna manera, ha ayudado a otras personas en su situación. Por eso pide a este diario, el suyo de toda la vida, que siga en esta línea. «Mi padre trabajaba en la rotativa de otro diario, pero, aunque lo tenía gratis, compraba EL PERIÓDICO -confiesa-. Siempre ha sido un diario cercano, pero ahora aún más», sentencia.