¿Qué puede estar pasándole por la cabeza a un padre que, acorralado por el rápido avance de un incendio, decide saltar al mar con su hija desde un acantilado de al menos 20 metros de altura? "Pánico. Sin duda, debió de sentir el pánico y la desesperación más absolutos", aventura Loli Sánchez, sin poder disimular las lágrimas. Desde el domingo por la tarde, domingo de fiesta mayor en Portbou, Loli no deja de notar como un encogimiento en el corazón, una especie de nudo que le quiebra la voz cada vez que rememora lo ocurrido.
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