Víctor aún tiene el rictus tenso. «Pánico, no, lo siguiente...», dice para expresar lo que vivió junto a su mujer y sus padres en el interior del crucero. Pensó que morían y por eso, en un momento ya de máxima tensión, tuvo que seguir con su mujer cuando sus padres quedaron colgados de una barandilla y atrapados entre una multitud histérica que pugnaba por salir.
«El caos de la evacuación fue absoluto», explica este alicantino que asegura que no se respetó nada. «No pasaron primero las mujeres y los niños y el capitán, lejos de ser el último en abandonar la nave, parece que se fue el primero». Asegura que presentará denuncia, primero, por todo lo que ha perdido y por los daños que le han causado. «Pero también denunciaré al capitán por abandono», explica. Él y su esposa quedaron atrapados en el interior del barco porque sus botes no podían bajar. «Rezaban, lloraban y gritaban», relata.