-¿La crisis ha provocado un aumento del número de presos?

-Todo el mundo piensa que sí, pero los estudios señalan que no. Que no hay una relación causa-efecto de más gente en paro y más delitos. No se roba para comer, la época delLute se ha superado, y hoy las personas llegan al delito por procesos de marginación, de problemática psicológica y por libre voluntad.

-¿Cómo afectan los recortes presupuestarios en las cárceles?

-Ahorramos en todo lo que no es imprescindible. El problema de los servicios penitenciarios es que el 75% del presupuesto es de personal y en este punto no hay recortes ni está previsto hacer ninguna reducción de plantilla. El resto del dinero va destinado a alimentación, farmacia, vestuario... en fin, al funcionamiento. Solo hemos hecho pequeños recortes.

-¿En qué?

-Las prisiones tienen un dinero y se está reduciendo. Se procura que las cosas duren más. Antes nos sobraban folios y ahora en la Administración los contamos.

-¿Hay dinero para construir nuevas prisiones?

-La Administración no tenía dinero para pagar nuevos centros y, en su día, optó por una forma que se denomina derecho de superficie. El 50% de la partida presupuestaria dedicada al mantenimiento de prisiones lo tenemos que destinar a pagar los cánones o las hipotecas de las cárceles que se han construido: Puig de les Basses (Figueres), Brians 2, jóvenes de Quatre Camins. En Puig de les Basses es un millón al mes. Y eso nos hipoteca por 30 años. Hablamos en total de unos 50 millones al año. Nos tenemos que apretar más el cinturón.

-¿Y las prisiones proyectadas?

-Pues, si se hacen, lo mismo.

-¿Se harán?

-Pues no sé. Se está estudiando.

-¿Son necesarias más prisiones?

-El anterior Govern había previsto que en el 2012 habría 12.000 presos. Falta poco para esa fecha y estamos en 10.690. Los métodos de análisis de predicción no son tan fiables. El año pasado no creció el número de presos y en la actualidad pasamos por un momento de incertidumbre.

-¿Se está preparando un nuevo plan penitenciario hasta el 2018?

-Sí, trabajamos en él. Ahí entrará todo. Estamos haciendo previsiones más ajustadas. No podemos hacer prisiones que después no necesitemos. Hay que ser muy cuidadosos.

-¿Las prisiones están masificadas?

-Sí, siempre lo han estado.

-¿Y se puede hacer algo?

-Desde 1984 han estado masificadas aquí y en toda Europa. No somos el único servicio público que está así; la universidad, la sanidad...

-¿Cómo se debe luchar contra la masificación?

-Se puede hacer construyendo nuevas prisiones, pero esta es una fórmula agotada. No podemos aceptar que esta sea la solución, entre otras cosas porque los gobiernos nos dirían: «Oigan, busquen otra».

-¿Y cuál sería?

-Buscar otros sistemas para reducir la población reclusa: con un modelo de política frente al delito más diverso y plural, que admita otras sanciones, y solucionando el tema de los extranjeros. Si no podemos tener más recursos, nos

espabilaremos.

-¿Apuesta por las medidas alternativas a la prisión?

-Por las alternativas y por un sistema más progresivo. Que la gente que pueda estar en tercer grado (semilibertad) no esté en segundo. Y que los internos con un buen pronóstico accedan a la libertad condicional. Tenemos mucha gente en tercer grado y poca en libertad condicional. De políticas progresistas no he visto nada; lo único que hizo el tripartito es hacer prisiones, y a qué coste. Hay que propiciar la libertad condicional, las medidas alternativas y que a los penados extranjeros que no tengan residencia legal se les encarrile para que vuelvan a sus países. No podemos tener más prisiones ni continuar manteniendo a más presos.

-¿Cómo está el proyecto de la cárcel de la Zona Franca, que debe sustituir, en parte, a la Modelo?

-Se está pendiente de hallar una solución a un proyecto insuficiente en su capacidad. La idea es que la Modelo cierre en esta legislatura.

-¿El índice de población reclusa extranjera cada vez es mayor?

-Somos el país de Europa que tiene el mayor porcentaje de extranjeros. Es del 45%, y en Europa la media está en el 22%. ¿Y qué hemos hecho? Pues la circular que permite que los inmigrantes sin papeles puedan regresar a su país en la mitad de la condena.