EL HUMO AÚN REINA EN EL PRINCIPADO

Andorra, la reserva fumadora de Occidente

El pequeño país del Pirineo tiene una normativa mínima sobre el consumo de tabaco

Ajenos a las restricciones de los países vecinos y a las recomendaciones de la Unión Europea, en Andorra sigue habiendo cigarrillos ante el café, cigarrillos en las comidas de negocios, cigarrillos incluso dentro de tiendas y oficinas. Las leyes antitabaco no han llegado al pequeño país del Pirineo, el último reducto del fumador en la Europa occidental.

La legislación andorrana, aprobada en 1991 y revisada en el 2004, «prohíbe fumar y sostener tabaco» en hospitales, escuelas y guarderías, transportes públicos y oficinas de atención al público, indican fuentes del Ministeri de Salut, Benestar i Treball. El veto afecta también a lugares donde trabajen embarazadas, a centros de atención social destinados a menores de 18 años y a grandes locales comerciales, agregan.

Eso sí, «la prohibición de fumar referida a los espacios anteriormente mencionados no se aplica a las zonas que el titular habilite para fumar», indican las mismas fuentes.

El debate sobre la regulación del consuo de tabaco lleva días muy vivo en Andorra. La precipitada disolución del Consell General (el jefe del Govern, Jaume Bartomeu, tuvo que dimitir en febrero ante la imposibilidad de aprobar los presupuestos del 2010 y el 2011) ha dejado a medias una iniciativa legislativa popular para endurecer las leyes reguladoras del tabaco. La petición, promovida por una periodista local y que ya había sido presentada ante la Cámara parlamentaria con las preceptivas firmas de apoyo (al menos el 5% del electorado), ha quedado en suspenso.

El único partido que en su programa para las elecciones del próximo 3 de abril incluye medidas para limitar el humo en lugares públicos es el socialdemócrata, con Bartomeu al frente. El resto de fuerzas son contrarias a nuevas normativas antitabaco.

Pero la opinión pública ya empieza a exigir una regulación más estricta y cree que la equiparación de Andorra con los países vecinos no tardará ya mucho tiempo. Una buena mayoría prefiere que «si se ha de copiar a alguien, sea a Francia, que es menos restrictiva que España», apuntan algunos.

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