Hoy se cumplen tres años. El 20 de febrero del 2008, el AVE llegaba a Barcelona entre sobresaltos. Alcanzaba la capital catalana tras 12 años de obras caóticas (socavones en Bellvitge, dolinas en Zaragoza, túneles de Montblanc rehechos...) y 16 años después de que se hubiera estrenado la línea entre Madrid y Sevilla.
En este periodo, la hoja de servicios del tren veloz no es nada despreciable. Sin embargo, el AVE no ha logrado aún ganar la batalla al avión. A lo largo de estos tres años ha habido algunos meses en los que, por bien poco, la alta velocidad ha vencido a su competidor aéreo. Pero el global da la victoria a las aerolíneas: la cuota de mercado en el trayecto entre Barcelona y Madrid del AVE ha sido del 45,7%, según datos facilitados ayer por Renfe.
El precio de los billetes, pese a que la operadora asegura que la mayoría de los pasajeros obtienen descuentos en las tarifas, sigue siendo uno de los principales inconvenientes de este transporte.
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