Quim Fargas (Salelles, Bages, 1964) lleva toda la vida entre viñas. Su bodega -una de las pioneras en el enoturismo- produce en torno a 30.000 botellas anuales, entre las que destacan los medias crianzas de tempranillo y merlot Fargas Fargas (Pla de Bages), disponibles en las tiendas por unos siete euros.
-¿Cuándo empezará la vendimia?
-La semana próxima comenzaremos con las variedades blancas (chardonnay y moscatel), y la siguiente les llegará el turno a las tintas: primero, el tempranillo, y después, el merlot y el cabernet.
-¿Está muy pendiente del tiempo?
-Por supuesto. Vienen 20 días claves, y lo mejor para el vino sería que no cayera más lluvia. La uva ya tiene bastante agua e iría bien que acabara de madurar en seco.
-¿Cómo se hace una pequeña bodega un hueco en el sector?
-Moverme entre viñas es lo mío, pero la labor comercial es lo que más me cuesta. La única vía para marcas poco conocidas es apostar por la calidad, ser innovadoras y abrir la bodega al público.
-¿Le ayuda mucho el enoturismo?
-Es la mejor manera de darnos a conocer. Nuestra bodega es visitable desde hace 10 años , y a los aficionados les encanta conocer el ciclo del vino y cómo trabajamos. Después,
ellos nos hacen la publicidad.