La iglesia de Santa Maria del municipio de Castell de Mur luce desde ayer con todo su esplendor, gracias a la reposición de las pinturas románicas que decoraron los muros del ábside central hasta el año 1919. El templo, que ha sido objeto de una laboriosa restauración, acoge una réplica de los frescos originales que se conservan en el Museo de Bellas Artes de Boston, en EEUU. La actuación es fruto de ocho años de negociaciones y trabajos, promovidos por el ayuntamiento de la población y la Generalitat, tiempo durante el que también hubo que buscar un método para proteger los restos de pinturas originales presentes en el templo.
Las pinturas respuestas, del siglo XII, muestran escenas del Apocalipsis, separadas entre sí por complejas cenefas. Por encima de todas las figuras destaca la imagen de un Cristo que alza la mano derecha y sostiene un libro en la izquierda. Los originales fueron arrancados en agosto de 1919 por el italiano Franco Steffanoni, contratado por la Junta de Museos de Catalunya.
La de Mur fue la primera de las acciones de extracción de frescos románicos de las iglesias del Pirineo. Tras haber ensayado con éxito la fórmula de copiado y arranque de las pinturas murales, el procedimiento se trasladó al valle de Boí, en la comarca de la Alta Ribagorça.