PSICOLOGÍA

Cómo enfrentarnos a la jubilación

La ruptura de la rutina puede suponer síntomas de depresión y ansiedad

Un jubilado contempla el mar desde un pueblo de la Costa Brava.

La jubilación implica terminar con décadas de rutina y obligaciones. El periodo laboral conlleva la sensación de sentirse útil, un continuado trabajo en las relaciones sociales y una ocupación del tiempo. Aunque la jubilación es una etapa que parece esperada por todos, puede vivirse con miedo y baja autoestima, apareciendo tristeza y desvalorización personal.

La ruptura de las jornadas laborales hace que quien se enfrenta a ella pueda tener una crisis vital, lo que supondría obtener unas herramientas para lo que nunca antes había vivido. No es una etapa de desempleo ni un año sabático, sino el saber que nunca más se volverá a trabajar de forma remunerada. Ante esto, con la aparición de la tristeza o los sentimientos de vacío, también debemos saber cómo superarlo.

Emociones opuestas

Lo que aparece con la jubilación siempre dependerá de la persona que lo esté viviendo, aunque siempre irá dirigido hacia un lado o hacia otro: es visto como una oportunidad o es vivido con vacío. Es una etapa de ambivalencia que, para quien lo vive negativamente, puede suponer llegar a una depresión.

Cuando se vive en el punto malo, la persona tiene sensaciones de soledad, falta de metas vitales, sensación de que todo ha terminado, anhedonia o una disminución drástica del ocio. Esto hace que su calidad de vida empeore, en lugar de aumentar con la ausencia de trabajo. Ocurriría como con el padre de Amélie: la persona se encerraría en un micromundo del que se negaría a salir sin poder aprovechar todo el potencial de su vida.

Como todas las nuevas etapas, puede ser vista solo desde un prisma oscuro, creyendo que las opciones son escasas y que no sabremos cómo hacer frente a los nuevos retos. Genera malestar y soledad, ya que las personas del entorno no entienden el motivo de vivirlo como algo malo.

Podemos disfrutarlo

Lo que ocurre en nuestra vida no siempre depende de nosotros ni tenemos responsabilidad sobre ello. Es entonces donde tiene que llegar, en primer lugar, la aceptación, el dejar atrás todo lo que se va quedando en el pasado, para empezar después a manejarlo emocionalmente y buscar aquellas partes sobre las cuales sí tenemos control.

¿Cómo podemos enfrentarnos a la nueva etapa que supone la jubilación?

1. Mantén un horario

En este punto es donde la pasividad más consecuencias negativas puede tener. Al no haber una hora concreta para entrar a trabajar, la persona deja de ponerse el despertador y de sentir que tiene responsabilidades. Esto alterará aspectos tan importantes como el ocio, la vida social, el sueño o la alimentación.

Se debe mantener un horario rutinario, sabiendo que ya no es necesario madrugar tanto, ajustado a las necesidades de la persona y a las horas necesarias para que haya un correcto descanso. Las comidas o las actividades cotidianas tendrán que seguir también dicho horario.

2. Emociones

Cada momento del día va acompañado de una serie de emociones, independientemente de si las estamos prestando atención o no. Etapas nuevas y significativas tendrán también sus correspondientes emociones, que pueden ser más o menos irracionales.

Debemos aceptar que la jubilación tiene sobre nosotros una serie de consecuencias acompañadas de sus sentimientos: tal vez sea miedo o tristeza, enfado o vacío. Escuchar estas emociones y compartirlas es muy valioso para nosotros.

3. Futuro

Con la jubilación, hay una mayor tendencia aquedar anclados en las etapas del pasado. Ante esto, hay que reconocer que ya no están, que han sido disfrutadas y superadas y que queda un futuro al que podemos enfrentarnos con una alta dosis de esperanza.

4. Autocuidado

Debemos mantener aspectos esenciales de cuidado en nuestra vida, tanto a nivel emocional como físico. Hacer actividad física, asistir a talleres sobre inteligencia emocional o preocuparnos sobre la ropa que vestimos nos ayuda a poner el foco en nosotros mismos y tomar responsabilidad sobre lo que somos y lo que mostramos.

La jubilación es la oportunidad de dedicar tiempo al ocio, a los seres queridos y a uno mismo. Es el tiempo de dejar atrás la vida laboral y saber que tenemos la totalidad del día para hacer lo que nosotros decidamos. Aunque puede ser visto como algo negativo, si sabemos enfocarlo, aprenderemos a disfrutar de ello.

Ángel Rull, psicólogo.