PSICOLOGÍA

Puedes prevenir la ansiedad con estas técnicas

Los trastornos de ansiedad son motivo de malestar y baja calidad de vida

Hombre preocupado con ansiedad en la cama. / 123RF

La ansiedad es una respuesta a nivel físico, emocional y cognitivo que aparece ante la sensación subjetiva de amenaza. Es una reacción fruto de la evolución que nos ha permitido sobrevivir, ya que nos avisa del peligro y nos pone a salvo. Sin embargo, esta respuesta a veces es desmesurada o aparece ante eventos que realmente no atentan contra nuestra seguridad.

La tendencia a la ansiedad es individual y no aparece a los mismos niveles en todas las personas. Por eso, cuando existe una predisposición, es conveniente usar diversas técnicas que impidan que la ansiedad llegue a producirse o que, de hacerlo, no alcance su punto máximo.

Funciones de la ansiedad

La ansiedad no es un defecto con el que vivimos sino un recurso que nos ha permitido ir avanzando y llegar hasta aquí. Bien usado tiene grandes beneficios, siempre y cuando la amenaza sea real. Moviliza todas nuestras herramientas mediante la activación de nuestro cuerpo, nuestro cerebro y nuestras emociones.

¿Para qué nos prepara la ansiedad?

  • Para enfrentarnos al peligro, mediante la lucha o el ataque.

  • Para escapar de la amenaza.

  • Para protegernos, evitando situaciones de peligro.

  • Para neutralizar las conductas del atacante.

  • Para buscar redes de apoyo o seguridad.

  • Para adquirir nuevas y mejores herramientas que nos ayudan a superar también futuras amenazas.

Prevenir la ansiedad

Cuando una persona sufre de ansiedad, ya sea de forma muy puntual o generalizada, su energía es conducida a reducir los síntomas o gestionarlos de una forma más óptima. Sin embargo, existe un punto importante que no siempre se trabaja: la prevención.

Saber qué debemos hacer o qué rutinas son importantes mantener nos ayudará a que la ansiedad no se produzca y de producirse lo hará en niveles no tan elevados.

1. No improvises

La ansiedad muchas veces se detona por el estrés diario y la improvisación ante los acontecimientos. Es importante llevar una agenda, planificar con tiempo las citas y dedicar cada mañana unos minutos a trazar nuestro plan de acción.

2. Ocio

El ritmo diario de vida nos permite tener el tiempo justo para dedicarnos únicamente a las obligaciones. Sin embargo, es importante volver a nosotros mismos, dedicar tiempo a lo que nos apetece hacer, con o sin compañía. Te permite relajarte, desconectar y reiniciar.

3. Relájate

Técnicas de relajación, como la respiración diafragmática, el mindfulness, el yoga o la meditación puede ayudarnos a saber cómo canalizar mejor nuestros pensamientos. Una vez que logramos calmarnos a nivel físico y mental, sabremos actuar mejor en el día a día y no aparecerá esa ansiedad que solemos sentir.

4. Busca un deporte

Cuando en las actividades deportivas nos dejamos influir por la moda, podemos acabar practicando un deporte al que no siempre sacaremos el máximo provecho. El deporte nos debe relajar, dar energía, motivar y desestresar. Si lo que estamos haciendo no lo logra o llega a elevar más la activación mental, debemos buscarnos otro.

5. Cuídate

Escoge qué comes y cómo lo comes, ya que ciertos alimentos pueden tener un efecto negativo contra ti, como puede ser el café al activarte. Pero también algunas comidas pueden hincharte o hacer que estés incómodo, lo cual también te predispone a estar más alerta.

Para poder combatir la ansiedad y prevenirla debemos anclar nuestra vida al presente, a las habilidades que tenemos o las cosas que nos aportan bienestar. Desde ahí, junto a pequeños hábitos que no hay que descuidar, aprenderemos a estar tranquilos y tener un nivel de activación medio más bajo.

Ángel Rull, psicólogo.