UNA HISTORIA DE SARRIÀ-SANT GERVASI

La Alhambra secreta

Un inmueble de Sant Gervasi esconde una reproducción del Patio de los Leones del edificio más emblemático de Granada

Interior de la ’casa Alhambra’, con la réplica del Patio de los Leones, en la calle Berlinès, 5. / JOAN CORTADELLAS

Un anuncio de 1924 proclamaba: "¡El aparato Elektra le inmunizará de toda enfermedad, aumentará su vigor físico e intelectual y le hará desaparecer las arrugas!". El cartel, publicado en un diario de la ciudad, incluía el dibujo de una máquina parecida a una silla eléctrica. "Anímese y diríjase hoy mismo al consultorio del Dr. Otto Streitberger", concluía el anuncio. La clínica estaba situada en un inmueble de la calle Berlinès, 5, en el actual barrio de Sant Gervasi-la Bonanova, pero el consultorio de electroterapia no era lo más peculiar del edificio.

"Este inmueble se conoce como el edificio Alhambra por su estilo neoárabe", explica el arquitecto responsable de su rehabilitación, Albert Crispi. El exterior destaca por el diseño islámico de los arcos, los exóticos capiteles y unas vidrieras que tiñen de color el interior del vestíbulo. "Pero lo más impresionante está dentro -añade el escritor de Barcelona Orientalista: 10 edificis exòtics, Oriol Pascual-. El hall es una reproducción a escala del Patio de los Leones de la Alhambra de Granada".

En 1875

En un solar de más de 600 metros cuadrados, el edificio Alhambra fue uno de los primeros en construirse cuando, en 1875, Josep Castelló Galvany urbanizó parte de los terrenos de su propiedad. "Castelló pertenecía a una estirpe de terratenientes de Sarrià que edificó su residencia en esta colina aislada. Todo apunta a que el exterior original era de estilo isabelino, rodeado por un gran jardín", prosigue el escritor. "Además tenía una entrada flanqueada por leones de mármol", añade María Luisa Castells, la vecina más veterana y que recuerda ese detalle.

La leyenda halla el motivo de la decoración islámica del hall en la nostalgia de Granada de la mujer del terrateniente pero la realidad podría diferir del mito. La incipiente burguesía, aspirando a llegar a las más altas esferas del poder, y apasionándose con los nuevos estilos arquitectónicos, se hacía construir interiores de ensueño. "La corriente historicista de la época defendía un mundo sin mácula, onírico, una evasión romántica de las ciudades fabriles con la que los burgueses decoraban sus residencias", afirma Pascual.

En los años 20, el doctor Streitberger se instaló en el edificio con su mujer, Rosario Pequeño, también andaluza, lo que ayudó a reforzar la idea de que la Alhambra del vestíbulo había sido construida para satisfacer los deseos de una mujer andaluza. "Tras la muerte del doctor se amplió el inmueble para vender los pisos -apunta el arquitecto Crispi- lo que explica los extraños planos de remonta de los años 30".

"Nos mudamos"

En la actualidad, grupos de curiosos se cuelan para admirar esta pequeña joya de Sant Gervasi pero la comunidad se lo toma con paciencia. "Es un privilegio vivir aquí -afirma el presidente del inmueble, Carlos Herrero-. Cuando mi mujer lo encontró me dijo: ven corriendo que nos mudamos".