UNA HISTORIA DE SANTS-MONTJUÏC

La historia del pabellón Mies van der Rohe

El edificio Mies van der Rohe, obra efímera en la Exposición Internacional de 1929, se volvió a construir en 1986

Pabellón Mies van der Rohe, en Montjuïc, en el que destacan su sobriedad y simplicidad. / CARLOS VALBUENA

El 20 de mayo de 1929 se inauguraba en Montjuïc la Exposición Internacional de Barcelona. Hasta mediados de enero del año siguiente, una veintena de países mostraron allí su cultura y su arquitectura en pabellones como el que Alemania levantó en la falda de la montaña. Estratégicamente situado entre la Font Màgica y el Poble Espanyol, el Mies van der Rohe fue concebido como obra efímera, para permanecer solo mientras durase la exposición. Pero siguió igual suerte que la torre Eiffel. Hoy ambos siguen ahí.

El pabellón lleva el nombre del arquitecto alemán que lo diseñó, Ludwig Mies van der Rohe, que lo dibujó con la intervención de la diseñadora modernista alemana Lilly Reich. Hecho con vidrio, acero y diferentes tipos de mármol sorprendió tanto su innovación, que años después de ser desmontado tras la feria, arquitectos de Barcelona, entre ellos Oriol Bohigas, en 1983 responsable de planificación urbana en el Ayuntamiento de Barcelona, propusieron al entonces alcalde Pasqual Maragall volver a levantarlo.

Libertad de sus autores

Geometría y proporciones de aquel pabellón mostraban una arquitectura representativa de lo que quería ser la nueva Alemania: eficiente, técnica y noble. "Su inauguración en Barcelona representó uno de los momentos fundacionales de este tipo de arquitectura futura del siglo XX. La obra se convirtió en leyenda", expresa la directora de la Fundació Mies van der Rohe, Anna Ramos. "Seguramente por el hecho de nacer como una construcción efímera, sus creadores fueron muy libres en el proyecto", añade.

La reconstrucción del pabellón se inauguró en 1986, en su misma ubicación inicial. Desde entonces, su visita permite viajar a la Barcelona de los años 20, a los cambios hacia la nueva cultura de masas, a las exposiciones internacionales y a la Alemania de la República de Weimar. También invita a admirar cómo una construcción tan sencilla puede mostrar tanto sobre arquitectura, materiales, espacio y luz. El libro Mies van der Rohe-Barcelona 1929, que vio la luz el pasado diciembre, a la venta en la tienda del pabellón, es una mirada inédita al trabajo de Mies en la capital catalana.

La Fundació Mies van der Rohe, creada en 1983 para acompañar la reconstrucción del pabellón, promueve la sensibilización sobre arquitectura y urbanismo contemporáneos con exposiciones abiertas a turistas y barceloneses y actividades con estudiantes de bachillerato que hacen diana en las claves de la arquitectura.

Puertas abiertas

Durante el año hay jornadas de puertas abiertas. Un abono anual de 8 euros permite disfrutar de esta joya arquitectónica tantas veces como se quiera. Los menores de 16 años tienen entrada gratis y los mayores y grupos, descuentos. "Soy de Banyoles y en 11 años de vivir en Barcelona no había venido aún", explica Carla Sureda mientras fotografía el pabellón.