Análisis

Aún estamos a tiempo

Si queremos evitar la cuarta ola hay que dar una nueva vuelta de tuerca al plan de Semana Santa. Las medidas deben ser más restrictivas en el interior de las autonomías. Y hay que acabar con el penoso espectáculo de la llegada de turistas procedentes de países con más contagios

Control de movilidad en la Gran Via de Barcelona, el 7 de enero. / Ferran Nadeu

¿Tiene algún sentido que Baleares se llene de alemanes en Semana Santa mientras los españoles no podemos ir? ¿Es lógico que Madrid se haya convertido en el patio de recreo de franceses? Son las preguntas que se hacen muchos medios y que este miércoles llegarán a la sesión de control del Congreso en forma de pregunta parlamentaria. La respuesta es obvia. Se trata de otra contradicción incomprensible en la gestión de la pandemia.