Las emociones de los felinos
Los gatos también se deprimen
El célebre veterinario Claude Béata reclama atender al dolor psíquico de los felinos y ofrecerles terapias y medicación
Describe la existencia de patologías como la bipolaridad y la psicosis y pide respetar la autonomía y de estos animales
Claude Béata detalla las emociones de los gatos y su motivación. / Pixnio
Sufrimiento, depresión, trastorno, bipolaridad, locura, instinto, medicación... son conceptos que no solo podemos aplicar a los humanos. También a los gatos. El etólogo francés, promotor de la psiquiatría veterinaria, ofrece luz para entender la psicología de los gatos. En toda su extensión. Y nos permite darnos cuenta de las distancias, a menudo cortas, que nos separan de ello.
Síndromes
Sí, los gatos también sufren síndromes, como el de hipersensibilidad-hiperacatividad. Es más, el autor explica que si los síntomas de este tipo de síndromes lo requieren, no duda en dar fluoxetina a partir de los tres o cuatro meses. Y como si se tratase de un humano, Béata escribe: "En el origen de la enfermedad (de la falta de control) se mezclan la vulnerabilidad genética y las condiciones de desarrollo" y añade: "La presencia de una madre equilibrada es un factor crucial para poner en marcha el proceso de autocontrol".
Los gatos, siempre enemigos de las sanciones y refractarios a la jerarquía, representan como nadie el siglo XXI
Bajo la superficie del gato doméstico, nos recuerda el etólogo, está una potencia salvaje: "Cualquier desequilibrio puede hacer resurgir al depredador que lleva dentro". Tanto es así que diversos países han prohibido ciertas razas.
Depresión
Si un gato procede de un refugio, donde no hay tiempo para darle el cuidado individual necesario, y además antes del refugio sufrió un abandono y falta de limpieza o agresividad, las posibilidades de que desarrolle una depresión son altas. El autor usa otro concepto habitual en psicología humana: la indefensión aprendida (para quien quiera saber más, que lea la investigación de Seligman y Maier). Es decir: si alguien (un hombre o un felino) detecta que, haga lo que haga, no logra cambiar su entorno, puede caer en depresión. Conclusión: traer a casa un gato procedente de un refugio puede ser también traer a casa un trauma añadido.
¿Por qué tu gato es único?
Es una de las claves, para entender al felino. Tienen licencia para matar pero pueden acabar muertos. Se comportan como un depredador (orejas atrás, posición de ataque, etc. pero también se adaptan, como una presa. Son 25 comportamientos en cada caso, junto a su tipo de personalidad, siempre única. En total, 20 millones de combinaciones posibles. ¿Cuándo llega el trastorno? Cuando exagera su condición de presa o la de depredador. Tienen trastornos cuando este equilibrio se pierde, tanto si tienen o no acceso al exterior.
Terapia de citas
Se trata de entender problemas como la autonomopatía, la enfermedad marcada por la incapacidad de equilibrarse en ausencia del ser de apego. Es decir, que sí, que hay gatos que no soportan la ausencia de sus seres queridos. Ahí es donde reside también una patología mas de los felinos. Para estos casos, existe la llamada "terapia de citas".
Si queremos proporcionarles el máximo bienestar, debemos ponernos en su lugar. Sin imponerles nuestras preocupaciones
El número cinco
El número cinco está en muchas claves de la vida de los gatos, que necesitan: un lugar seguro, recursos múltiples y separados, ejercer de depredadores, tener interacciones coherentes y que se respeten sus sentidos y el olfato. Cuando no se halla el equilibrio, hay que tratarlos psíquicamente, sin castigo físico, con medicación y a menudo terapia conductual. Béata discute que entre sus colegas todavía cueste entender y no se trate este sufrimiento psíquico.
Comprenderlos
En el corazón del ensayo existe un grito de reivindicación: los gatos no son una especie social, no tienen mecanismos de colaboración ni de reconciliación.
Los gatos no disponen de mecanismos de colaboración ni, sobretodo, de reconciliación
Y si una relación se vuelve negativa o peligrosa, la pueden abandonar y reaccionar cada vez de forma más negativa. "Van con una libretita en el bolsillo para apuntar los sucesos desagradables". Y las notas son imborrables. Hay que evitar aparecer en ellas.
Sí, pueden estar "locos"
Fruto de años de tratamiento y observación, el autor francés sí deja claro que los gatos pueden experimentar una desconexión con la realidad. Como los humanos. Por diversas causas, entre ellas los efectos de ciertos medicamentos. Las consecuencias para sus cuidadores son duras, pero Béata ofrece casos de recuperación. Recuperación de gatos que, sí, sufren emocionalmente. "Falta algo fundamental: -reclama el autor- que las facultades de veterinaria abran la puerta a la verdadera enseñanza de la psiquiatría y no se limiten, como ocurre todavía hoy, a enseñar etología". Es como si, añade, en las facultades de Medicina no se hablara de patología sino de sociología.
Tratarlos mejor
El etólogo hace una reivindicación del tratamiento psiquiátrico de los gatos, cuestiona prácticas como la esterilización y reclama, una y otra vez, que no se les asemeje a los perros ni se asocie su estilo de vida a los humanos porque no son seres sociales. En un libro con trazos de filosofía y sociología, Béata acaba reivindicando el estilo de vida felino como ejemplo: "No es de extrañar que los gatos, siempre enemigos de las sanciones y refractarios a la jerarquía, representen como nadie el siglo XXI".
Debemos reflexionar sobre nuestra relación con la autonomía de los seres vivos de los que somos responsables
El libro es un monumento al amor, al amor y al respeto. "Decir que existe una unidad entre todos los seres vivos, hablar de nosotros y de "otros animales", no es decir que todos vivamos en el mismo mundo, ni que nuestros valores sena universales y deban aplicarse a todas las especies. Debemos reflexionar sobre nuestra relación con la autonomía de los seres vivos de los que somos responsables".
Motivos para ronronear
'El lenguaje de los gatos' Santiago García Caraballo. Oberon.
'Gatos: (casi) una historia natural'. Paola Valsecchi. Alianza Editorial.
'Gatos ilustres'. Doris Lessing.
Kedi (gatos de Estambul). Documental.
El Padrino. de Francis Ford Coppola. Incluye una de las escenas más icónicas de la historia del cine, en la que Marlon Brando acaricia un gato. Escena, por cierto, surgida por casualidad. El gato apareció en el plató y fue incorporado a la secuencia.
El tercer hombre. Un gato es una de las piezas del rompecabezas de este clásico de Carol Reed con Orson Welles y Joseph Cotten.
Gatos. Película de animación. Disponible en Filmin.
Garfield. Probablemente el gato casero más conocido. Y más egoísta.
Cats. Clásico musical estrenado en el West End londinense en el 81.
Famosos amantes de los gatos: Desde Picasso a Truman Capote o Ricky Gervais.
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