Relax en un balneario
Karlovy Vary es una ciudad que seduce con su ambiente señorial, sus columnatas con fuentes de agua medicinal y sus balnearios. Merece la pena acercarse a la población de Loket, en cuyo castillo pasaba Carlos IV algunos veranos.
Entre castillos y palacios de cuento
Los castillos y palacios checos merecen un viaje exclusivo pero desde Praga hay dos muy cercanos que se pueden conocer en una escapada. El primero de ellos es el de Karlštejn, construido por el emperador romano Carlos IV. El segundo sería el palacio de Konopište, antigua residencia del archiduque Francisco Fernando d’Este.
Gastronomía y cerveza checas
Aunque en Praga las propuestas gastronómicas son estupendas ya sea en las tabernas más pequeñas o en restaurantes con estrellas Michelin también es muy recomendable hacer una excursión a la ciudad de Pilsen, a la que se llega en tren en una hora, para degustar su magnífica cerveza. Otras propuestas de esta localidad son el sorprendente Museo de Marionetas y los tres apartamentos diseñados por Adolf Loos.
Caminatas en la naturaleza
Desde Praga también hay opciones próximas para hacer una ruta por espacios naturales. El Paraíso de Bohemia, por ejemplo, es un geoparque que ha enamorado a artistas y escritores de todos los tiempos. Sus estampas fluviales, sus arcos de piedra, castillos y granjas no pasan inadvertidas. Otra opción es el Parque Nacional de las Montañas de Krkonoše, donde se encuentra la cordillera más alta de la República Checa.
Una inmersión histórica
Una visita con mucha historia es la que nos lleva a Kutná Hora, localidad conocida como la “caja del tesoro checo”. A las afueras de esta población se encuentra el Osario de Sedlec que contiene más de 40.000 esqueletos humanos colocados de una forma sorprendentemente artística. La historia también es la protagonista en Terezín, una vieja fortaleza militar que se convirtió en prisión judía durante la Segunda Guerra Mundial.