Hogueras (1): Vestíbulo | Texto y podcast

Y yo corría, corría. Era una gota en un océano de manos y piernas, nos movíamos como si fuéramos una única persona que huía, y en aquella mente y aquel cuerpo compartidos solo había un pensamiento propio, tienes que llegar.

zentauroepp36063117 escalera200720184414 / JULIO CARBÓ

Todo empezó con un murmullo lejano. Yo estaba en la calle, volviendo a casa con una botella de leche. Hacía calor y me preocupaba que la leche se calentara demasiado, el cristal ya no estaba fresco como cuando había salido del supermercado, y doblé una esquina, ya casi estaba al lado de casa, y entonces aquel murmullo subió calle arriba como cuando pasa el metro y la acera vibra, pero no se detuvo en los pies, sino que se alzó como el ronquido de un gigante dormido y descendió como un montón de piedras rodando por la ladera de una montaña; y una persona me adelantó corriendo, y luego otra y otra; gritaban, se perseguían, miraban hacia atrás, y yo también miré hacia atrás y no sé qué vi, una muchedumbre que corría y gritaba, y también eché a correr agarrada a la botella de cristal, pasé de largo el portal de casa y continué corriendo, y seguí barrio arriba, hasta que las calles se hicieron más anchas y más llenas de verde. Los árboles se torcían bajo el peso de las personas que se les habían encaramado.