Xavier Rocher aprovechó la crisis para quitarse la corbata y dar un salto del sector del automóvil, en el que trabajaba como director de costes, a dedicarse a lo que es su verdadera pasión: la navegación. Al poco tiempo de empezar la crisis y ver tambalear su futuro en aquel trabajo, se formó como patrón de barco y decidió montar su propia escuela náutica. Un año después de contarlo por primera vez a este diario, confiesa que sigue «muy contento y satisfecho por hacer lo que realmente le gusta». Además, Rocher asegura que este año «las perspectivas son mejores. He definido más el modelo de servicio que quiero dar, trabajo en mi propia agencia de actividades náuticas (Cara al Vent), tengo más trabajo y he ampliado el número de barcos que puedo llevar». Cien por cien reinventado, el navegante adapta el negocio a las necesidades actuales: «Pronto tendré la página web, la aplicación para móvil con un programa de actividades náuticas, cursos, alquiler de embarcaciones...»
XAVIER ROCHER. SE QUITÓ LA CORBATA Y MONTÓ UNA ESCUELA NÁUTICA
«Estoy satisfecho de hacer lo que me gusta»
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