El ‘Fletxa d’or’, un tren que enlazaba Barcelona con Caldetes sin paradas para trasladar jugadores al reconocido Casino Colón. Un paseo monumental de más de un kilómetro en La Garriga, municipio balneario por excelencia. Y casetas en la playa, para cambiar las enaguas y el corsé por largos trajes (literal) de baño, en toda la costa. Vestigios de un tiempo en el que no se hacían vacaciones, se veraneaba. Las élites, por supuesto. Pues la práctica no estaba al alcance de todo el mundo ya que para cambiar de domicilio durante dos, tres o cuatro meses con toda la familia y, evidentemente, con todo el servicio a cuestas se necesitaban recursos. Económicos, básicamente. Así que el sano y ocioso acto del veraneo lo ejercían las clases más pudientes. Burguesía y aristocracia. Sano y ocioso acto porque su práctica estaba tan vinculada a la salud (al cambio de aires y a la toma de aguas) como a pasarlo lo mejor posible.
Práctica perdida
Arenys revive el veraneo de antaño
La exposición 'Estiueig de proximitat 1850-1950' recuerda los interminables estíos de la burguesía dedicados al ocio y a la toma de aguas
El turismo de masas y la institucionalización de las vacaciones pagadas acabaron con una costumbre que ha dejado un rico patrimonio
Un grupo de mujeres paseando por Sitges, en 1900. /
Lo más visto
- Niño Becerra lanza un aviso a los que van a pedir una hipoteca: "A partir del mes de junio..."
- Los comercios del extinto Llobregat Centre de Cornellà perdonan 1,3 M de deuda a cambio de "malvender" sus locales
- El Govern convoca de urgencia a Renfe para abordar el "desastre diario en Rodalies" tras el fallo en la renovación de los títulos gratuitos
- Illa concentra todos los ataques en un debate marcado por la financiación y la amnistía
- Buenas noticias: si naciste este año, cobrarás el 100% de la pensión de jubilación