Debido a su pureza de líneas y de esta gracia terrenal perfumada por los pinos y el salitre, cala Futadera sería una de las playas vírgenes más recomendables de la Costa Brava, si no fuera por todas estas empinadas escaleras y la cantidad de barcos fondeados. Y no sólo por eso: Dicen quién madruga hace harina, y en este caso el dicho se cumple de manera rigurosa. Primero porque debido a la orientación y naturaleza –a los pies de un altísimo despeñadero – hay sombra demasiado pronto, y segundo porque para llegar hasta la playa hay que venir en coche, y es difícil encontrar lugar para aparcar. Cuando soplan los vientos molestos del S-SE y la ilumina el sol de la mañana aquí se está como en el limbo, sin que se te mueva ni un pelo ni te asedien las olas de la mar de fuera.
Dónde: Un poco después del km 29 de la carretera GI-682, la de Tossa en Sant Feliu.
Servicios: Ninguno.
En torno: Natural.
Ocupación: Media.
Recomendada para: Parejas.