Vista desde el aire es como mejor se entiende el nombre de la cala, que traducido al castellano significa la roca del pajar. Esas peñas labradas a capricho dan forma al corralito en el que tanto gusto da chapotear. Como corderos, pero en el mar. Y cuando bajes y sientas la frescura de la arena en los pies te sentirás tan feliz como Madeleine Carroll en su torre y castillo, la que dio nombre a la elitista urbanización que abraza esta y otras calas. Seguro que aquella cabellera dorada, una de las más bellas actrices de los años 30 y 40, paseó sus encantos cuando los pescadores eran los reyes de la playa. ¿La imaginas rompiendo corazones...?
MIGUEL Á. ÁLVAREZ ALPERI