Reyes del boca a boca

Los restaurantes de culto de Barcelona fuera del radar de los 'influencers'

No son virales en Instagram ni en TikTok. Ni falta que les hace: son instituciones gastro que llevan años petándolo con el boca a boca. ¿Sabrás guardar el secreto?

Así será el evento mágico del año: el festival de brujos de Barcelona

Coctelerías de culto de Barcelona en las que no tendrás que hacer cola

El fricandó del restaurante Agullers. / Irene Vilà Capafons

Òscar Broc

Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Si sales de la burbuja de las tendencias de Instagram o TikTok, encontrarás una Barcelona oculta, llena de grandes restaurantes que escapan al zarpazo de listas e 'influencers'. La viralidad les queda lejos. De hecho, se bastan con su prestigio y dedicación al arte de la buena mesa para seducir al público. Son restaurantes que viven en el submundo del boca a boca y algunos llevan muchos años petándolo sin soltar un céntimo de euro al youtuber de turno. Restaurantes de culto alérgicos a los vídeos cuquis en formato vertical. No se lo cuentes a nadie.  

1. Cosas de casa

Taberna japonesa

Pequeño y sin adornos. Cinco mesas en el interior y una pequeña terraza. Meshi-ya Sakamoto (Comte Borrell, 296) es una taberna japonesa que asoma la patita con suma discreción en un punto ciego del Eixample. En su interior opera una familia nipona con experiencia en el sector. En este refugio manda la cocina japonesa tradicional, reconfortante, siempre sujeta al producto de temporada. Platos que te abrazan el alma, como el calamar con kimchi, la ventresca de atún con erizo o el apoteósico cerdo Ral d’Avinyó rebozado, con arroz y salsas.

También se prepara sukiyaki, previo encargo. Y ojo, porque el sushi se trabaja a conciencia. El gunkan de erizo y el nigiri con sábana infinita de ternera me recuerdan, por unos segundos, al desaparecido (y legendario) Ekubo. Mención especial para la pizarrita con las sugerencias del día: te la querrás llevar a casa.


2. Fiabilidad garantizada

Arroces o chuletones

No lo verás en reels de 'influencers'.Tampoco en listas virales. Pero en el Valentín (Diputació, 301) comerás bien y lo sabes. En esta institución del Eixample se practica una cocina de mercado con mucho producto y poca tontería. El menú del día a 21 euros es legendario, pues aparte de lindezas como la sopa de galets con pilota o el salteado de setas, incluye siempre una opción de paella entera para uno, un arroz más rico y generoso que Bono de U2.

Nunca he comido mal en este restaurante de corte clásico: me encantan las croquetas de jamón, las anchoas son excelentes y el chuletón es uno de mis favoritos de Barcelona. Y lo mejor es que Valentín también es una charcutería. Te podrás llevar a casa sus embutidos, carnes, quesos y conservas, no sea que vayas a echarles de menos. 


3. Clásico redivivo

La cocina de siempre

Los platos de toda la vida bien hechos. El restaurante Agullers (Agullers, 8) empieza una segunda vida que es igual que la anterior; ergo sigue siendo uno de los secretos mejor guardados del Born, uno de esos negocios sobrados de personalidad que viven al margen de modas y 'foodies' hiperexcitados. Anchoas, callos con 'cap i pota' y garbanzos, rovellons salteados, macarrones, un fricandó de campeonato con sus papitas y bien de pan…, en Agullers no puedes andarte con chiquitas.

Los macarrones de Agullers. / Irene Vilà Capafons

Si el organismo te pide desayunos termonucleares de calidad o comidas sin filtros de Instagram, en la barra de este clásico recuperado encontrarás el retiro perfecto. Para colmo, el nuevo Agullers está íntimamente ligado a Vila Viniteca, para muchos el mejor comercio de vinos de Barcelona. Si te apetece alguna botella de la tienda, que está justo al lado, podrás consumirla en el restaurante, previo pago de 10 € por el descorche. Locurón. 


4. Producto y prestigio

Platos infalibles

Chichu’s (Mestre Nicolau, 6) vive en un mundo sin videoclips virales, sin márketing, sin tonterías. Y nosotros que lo agradecemos. He aquí un restaurante con manteles y servilletas de calidad que invita a la pitanza prolongada, sin aprietos. A Chichu’s se viene a disfrutar de un productazo que se toca lo justo en la pequeña y apañada cocina. No hace falta nada más.

Sigo recordando sus cocochas de bacalao con huevo frito y garbanzos, aunque me las comí hace dos años. Me pirran también las lentejas de la casa, con jamón ibérico, chorizo y piparra. Cuánto cariño le ponen a las ortiguillas de mar y los calamarcitos de playa. Y lo bordan también con las tortillas, hechas por fuera y líquidas en su interior. ¿La Casa del Dragón? ¡La Casa del Disfrutón! 


5. Piccolo ristorante

Pasta casera

Es un milagro lo que logra Emanuele De Angelis en la minúscula cocina de Il Birrino (Alí Bei, 123), un restaurante que siempre se escabulle de los radares de las listas y no parece del gusto de los influencers. Y mejor, porque es un espacio pequeño en el que Emanuele, solo ante el peligro, fabrica platos de pasta antológicos con producto de temporada. De los mejores que he probado en Barcelona. Con marisco, ragú o a la carbonara, la opción pasta es siempre obligatoria en esta casa.

Il Birrino brilla también en su faceta más casera, esto es, en los platos y guisos italianos tradicionales. El nombre del local no es gratuito: excelente selección de cervezas artesanas, mejor entrar con sed. 


6. Orgullo y satisfacción

La crema del Clot

Tradición, profesionalidad, fiabilidad, hospitalidad… Can Pineda (Sant Joan de Malta, 55) supura adjetivos que reconfortan. Su merecido prestigio pone de manifiesto un dato esperanzador: hay vida más allá de los 'reels'. Este restaurante familiar se centra en lo que hay que centrarse: buen producto, buena bodega, cocina sin ego y servicio de sala impecable.

La carta se mueve con las estaciones y el compromiso con la satisfacción del cliente es irrompible. Pescados, carnes, escabeches, guisos, casquería, setas, arroces, caza, tocan todos los palos con solvencia y se recrean en los clásicos del recetario tradicional catalán. Así sí.   


7. Repelente antireels

Menú sin fallos 

Está en el barrio preferido de los instagrammers, el Born, pero parece que exista en una realidad paralela en la que no se ha inventado el smartphone. Se esconde en una plazoleta relajante, protegido por unas cortinas que impiden ver el trajín de su interior. El Transàtlantic (Pl. Víctor Balaguer, 3) tiene un encanto al que nunca podrán aspirar los sushi bars que triunfan en las redes. No hay cartel ni rótulos, solo una pizarra delatora con las opciones del menú en la puerta. Manteles y servilletas de papel. Estrépito de platos y tenedores. Currantes de la zona se arremolinan en este restaurante de menú que parece sacado de una vieja postal de Barcelona. Por 14 € accedes a un abundante desfile de guisos, carnes, casquería y algún pescado. 8 primeros. 16 segundos. Caen unos fideos a la cazuela y un fricandó de ternera. Morrocotudos. Pan, postre y bebida, incluidos en el pack. Fotos no. 


8. Mojama Gandhi

Tapas gaditanas

Pura bohemia y despreocupación, La Chana (Poeta Cabanyes, 8) es un agujero de gusano que une Poble Sec con Cádiz. Es un garito pequeño, algo desastrado, con un carisma chorreante. Efectivamente, no es el sitio más indicado para hacerse fotos con morritos.

Pulsa para ver más contenido para ti

De la barra salen volando tapas gaditanas de verdad. Frituras de pescado locas. Salazones de mucha calidad (esa mojama de Barbate que no falte). Ortiguillas. Chicharrón. El mejor cazón en adobo que he probado. ¡Rock’n’roll a la andaluza!

Suscríbete para seguir leyendo

¡Suscríbete y no te pierdas esta noticia!

Ayúdanos a adaptar más el contenido a ti y aprovecha las ventajas de nuestros suscriptores.

SUSCRÍBETE

Si ya estás registrado pincha aquí.

Pulsa para ver más contenido para ti