Los kebabs al fuego de leña que lo petan en Barcelona

Hace tiempo que lo avisamos: se vienen los kebabs gourmet. Barcelona está sucumbiendo a este formato. Restaurantes nuevos como Bien Kebab (Sant Gervasi de Cassoles, 43), el mejor, a mi modo de ver, o Kebi Kebab (Muntaner, 281) están llevando este icono de la comida rápida a un nivel más elevado de disfrute. Se olía que no serían los únicos. Hace poco, se ha unido a la fiesta Kay Kebab (Pl. Letamendi, 30) y, por lo que veo, está triunfando cosa mala. Es miércoles, hace media hora que han abierto y ya no cabe ni una aguja. 

Incontables 'influencers' lo han bendecido. Su imagen corporativa en rojo, con logotipo molón y toldos encarnados, es lo primero que atrapa tu mirada. Lo segundo, los dos rodillos de carne que giran en horizontal sobre una brasa de leña. Es el anzuelo de este pequeño espacio esquinero: la leña. El pollo y la ternera se trabajan en slow motion, dejándose mimar por el humo. Un cocinero no los pierde de vista y va cortando a cuchillo las piezas: es difícil no quedarse embobado. 

Pido el original, tal y como lo hacían en Berlín en 1972 (habrá que creérselo). Me decanto por un mixto de carnes y no me salgo del formato dürum, aunque también puedes comértelo en modo döner. Entiendo por qué cuesta 9 euros. La carne está riquísima y suelta abundantes jugos que terminan licuándose en la parte baja del artefacto. Buen pan. Las salsas están ricas, dosificadas en cantidad justa, y el picante no es abrasivo. Hay que admitirlo: está espectacular. 

La carta de Kay es minúscula pero juguetona. Veo un kebab catalán con escalivada de pimiento y otro indio con pollo tandoori masala, pero pido el kebab del mes. Es una locura mexicana que emula un taco al pastor, una golosina picante, sabrosa y tan pringosa que necesitarás una Dyson para limpiarte los dedos. Como tiene que ser.  

Suscríbete para seguir leyendo