El otro día cometí un error que no se volverá a repetir: se me ocurrió pedir pizza a domicilio. Medio limón en la nevera, hambre de lobo, badulaque cerrado… Todos los factores jugaron a favor de tan riesgoso acto. Al conflicto moral que supone recurrir a ciclistas explotados, se le sumó lo arriesgado de la apuesta. La culpa es solo mía. Como buen animal de bellota, tropecé tres veces con la misma piedra, pues aposté por una pizzería con varias sedes en Barcelona que ya me había dado el mismo problema en dos ocasiones.
Toma pan y moja
Pizza mareada, por Òscar Broc
Se trata de uno de los grandes misterios sin resolver del universo ‘delivery’: la pizza te llega a casa con todos los ingredientes acumulados a un lado del disco
pizza
Temas
Lo más visto
- La llamada que recibirás de Hacienda a partir de hoy si aún no has hecho la Declaración de la Renta
- Nuevo aviso de la Policía para los que tienen que renovar el DNI o el pasaporte
- Viggo Mortensen: "No entiendo cómo alguien puede tener algo en contra de cuidar el catalán"
- Encuesta prohibida de las elecciones en Catalunya: primer sondeo
- AstraZeneca retira en todo el mundo su vacuna del covid-19: las seis claves