Toma pan y moja

No sin mi lichi

Es un ritual compulsivo, un trance que rivaliza con las pipas. Los cines deberían incluirlos ya en su oferta de 'snacks'. Los lichis son las nuevas palomitas

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Las fruterías del mercado los exhiben en irresistibles bandejas, en primera línea de fuego, sin darme margen para atemperar los bajos instintos y no sucumbir a las tentaciones de la pulpa oriental. El espíritu es fuerte, dicen, pero en mi caso la debilidad de la carne vence por goleada cuando hay lichis en juego. Y cada invierno va a peor.