La ruta de la comedia: dónde ver los mejores monólogos en Barcelona

En Barcelona te puedes pasar la semana riendo. Cada día, en infinidad de pubs y locales de la ciudad cómicos y cómicas de cualquier condición se agarran a un simple micro y se exponen al foco del humor. A menudo por poco más que una taquilla inversa o el simple premio de la risa, se la juegan con sus chistes de autohumillación, historias dislocadas o ensañamientos con el personaje del momento. Te llevamos de la manita por las mejores apuestas de stand-up comedy local, para que te partas a gusto. 1. Benditos Viernes Divina comedia Tenemos plan. Hay un nuevo sarao en la ciudad, puro confeti de euforia a base de risas y bailoteo. En noviembre, Benditos Jueves tomaron la sala B de Luz de Gas (Muntaner, 246) para desatar su fiesta mensual del cachondeo. A partir de marzo hay cambios. Pasan a llamarse Benditos Viernes y se trasladan a la sala Almo2bar (Bruniquer 59-61). La idea se mantiene intacta: reunir a cómicas y cómicos punteros de la escena barcelonesa, apostando por el humor canalla y generacional. Nos lo explica Artur Busquets, que organiza estas citas junto a otros dos actores, Bernat Saumell y Cristian Valencia. La cosa no solo tiene gracia, también tiene marcha. Después de la santa misa de la risa, Benditos Viernes pone a la parroquia a bailar ipso facto. «Pretendemos unir la comedia con la fiesta, porque nos encanta celebrar», explica Busquets. «A veces el público se queda sin plan después del show, así que siempre tenemos cosas ricas para cenar, la barra activa y djs con la mejor música». Normal que ese día del mes escogido por estos agitadores culturales se marque en rojo en muchos calendarios. Hasta ahora nos hemos partido con los monólogos de Josué Túrnez, Adri Romeo, Tomás Fuentes, y el más reciente de Irene Minovas, capaz de arrancar risotadas de una escena funeral. En las sesiones de música cachonda puedes encontrar tras los platos al mismo Busquets, y también humoristas como Charlie Pee y Dj Sordo. Las próximas citas son el 10 de marzo, el 21 de abril y el 12 de mayo. Humor radical y party extrema, sin pagar entrada. Así cada mes. Santíguate. 2. Massa Comedy Nunca es demasiado El humor no se destruye, solo se transforma. Massa Comedy es la continuación de la clásica Tarantos Comedy. Los cómicos Elisenda Bassas, David Arnau y Sergi Moral no tienen problema en mudarse para acoger sus shows en catalán, castellano e inglés. Han traído a superestrellas del stand-up internacional como Michelle Wolf (con especiales en Netflix y HBO) y también lo mejor de aquí como Modgi, Oye Polo, o Patricia Espejo, sin olvidar a humoristas que acaban de empezar y defienden sobre el escenario sus primeros 10 minutos sólidos. Aunque no descartan encontrar un local fijo, su aliento nómada y persistente les lleva a multiplicar actividad y localizaciones. Ahora mismo organizan el Massa Mic, un micro abierto mensual, en el fascinante Rouge Cocktail Club (Poeta Cabanyes, 21), más un Diumenge de comèdia al mes en Sagrades Tannines (pasaje de Simó, 20) y shows corales en Ca la Sisqueta (av. de Santa Coloma, 104), con cómicos y cómicas locales a descubrir por los menos acostumbrados al stand-up. Su misión es convertir al público casual en adictos a la comedia. Cuantos más seamos, más reiremos. 3. L’Altre Mic Risa crónica Si hay un templo del stand up comedy en Barcelona, ese es El Medi (Balmes, 129). Este insólito pub lleva años significándose como la guarida del ecosistema cómico autóctono. Su agenda desborda propuestas de humor, como los 7x7x7 de los miércoles y los variados shows de comedia individual o colectiva que pueblan sus fines de semana. Los martes no hay rasca o apalanque que valga: L’Altre Mic congrega infinidad de fieles. Este open-mic bilingüe desata una gloriosa plantilla de cómicos diferente semana a semana, con MC’s de la talla de Charlie Pee, Marc Oliva y Raquel Hervás salseando entre intervenciones. Este espectáculo de taquilla inversa cede el micrófono por un tiempo limitado a cada humorista, que arriesga probando nuevos chistes contrarreloj. En las últimas semanas nos han desencajado la mandíbula las peripecias familiares de Mockudrames –que acaba de estrenar en YouTube una fabulosa serie sobre tuiteros catalanes–, la cohorte de mediocridad que rodea a Dua Lipa según Adri Romeo, la búsqueda de jerga con flow en el Antiguo Egipto de Josué Túrnez, o ese cínico corolario de las toxicidades de su ex con el que Yael Brusca arranca histriónicas ovaciones. Algo más calmada, Yael nos comenta que la apuesta de L’Altre Mic prioriza a las mujeres cómicas y el monólogo en catalán. «La gente se ríe especialmente con anécdotas reales o cosas sencillas a las que les damos la vuelta», reflexiona. «Nuestro público es el mejor de Barcelona. Siempre vienen con ganas de pasar un buen rato. Eso lo agradecen mucho los cómicos que vienen a probar». También es de agradecer descubrir a gente tan brillante como Josie Asquerosi, Alex Ayres, Irene Santos o Felipe Mateos. Al final del show, los cómicos de la noche escogen la mesa más lianta y fiestera, que aparecerá fotografiada en el cartel de la siguiente semana. Si te desgañitas a tope, la cámara te sonríe. 4. Comedy Gold Áureas carcajadas A veces las risas salpican mala leche. Otra tendencia excitante en el humor actual son las Roast fights, enfrentamientos entre dos cómicos que se insultan con gracia sobre el escenario. Las veteranas gentes de Comedy Gold han recuperado recientemente estas míticas peleas humorísticas para nuestro gozo. Como contrapartida, han creado un show colaborativo, Bumping Mics. Tomàs Fuentes y Albert Floyd llenan cada mes El Medi (Balmes, 129) improvisando chistes durante 2 horas con la ayuda del público y algunos invitados. Su show regular es el Comedy Gold Show, el segundo y cuarto sábado de cada mes en el Golem’s, (Almeria Teatre, Sant Lluís, 64) con lineups de 3 cómicos y un MC. Si hay algo que tienen claro después de 6 temporadas, comenta Floyd, es que su público «necesita un humor elaborado, afín al stand-up americano y alejado de lo que representan los tópicos monólogos sobre guerra de sexos de El club de la comedia». Stop the caspa. 5. El Soterrani Claro y catalán Pese a su nombre de aires underground, hace tiempo que este colectivo de cómicos han conquistado el olimpo. El Soterrani se eleva por encima de todo gracias a las artes de Maria Rovira aka Oye Sherman, Marc Sarrats, Josep Català y Manel Vidal. Nacieron hace cinco años como un grupo de tuiteros con gracia que buscaban un espacio donde realizar stand-up en catalán sin ser percibidos como un fenómeno folclórico. A día de hoy atesoran una afluencia masiva de público joven, así que han multiplicado por dos su propuesta. El Soterrani petit tiene lugar dos martes al mes en Golem’S (Sant Lluís, 64) y combina miembros del Soterrani con invitados, siempre en catalán y manteniendo la paridad de género. Camping Caravaning Cubelles es su show grande. Cada último jueves de mes en la sala Paral•lel 62 (av. del Paral•lel, 62), los cuatro titulares del Soterrani diseccionan los pecados veniales de los catalanes. Todos los espectáculos son distintos, porque el pecado cambia cada vez. El último fue el simbolismo, y sirvió para hacernos ver a toda pantalla que Tadeo Jones es un convertidor de niños en cuñados, darle un giro inesperado al caso del asesino de Olot y traducir la sociedad catalana al mundo ‘casteller’, entre otras muchas ideas hilarantes. Les preguntamos por su legión de seguidores: «Básicamente nos vienen a ver hijos de la escuela concertada a quienes les falta el oxígeno si se alejan más de 5 kms de Gràcia. Fuera bromas, podemos decir que es un público joven que busca reírse de referentes propios y que disfruta como un cerdito revolcándose en los lodos de la autoflagelación». Sí somos. 6. Más risas Radiación có(s)mica La diáspora de la risa se multiplica de forma exponencial y cobra todo tipo de formas, así que hay que estar muy al loro. Te hemos chivado algunos destacados, pero conviene no perderse propuestas como el Feismo cool de La Rubia (Ferlandina, 29), Casa Terrat (Casp, 80) nueva apuesta de la productora El Terrat por la comedia en vivo, el micro abierto LGTBIQ y feminista Manolita La Primera de La Federica (Salvà, 3), o las codiciadas veladas de stand-up en la trastienda de La Llama Store (Villarroel, 34). Barcelona Comedy Club (Carassa, 4), Craft Barcelona (Paradís, 4) y The Comedy Clubhouse (Canvis Nous, 10) montan shows en inglés, que aquí no hay fronteras que valgan. No pierdas comba tampoco de los numerosos espectáculos en solitario de gente tan brillante como Charlie Pee, de gira con Mamasita, Marc Sarrats y su Alta flipamenta, los delirios del trovador desquiciado Roger Peláez cada martes en Antic Teatre (Verdaguer i Callís, 12), Esto no es interestelar, del enorme Raventós, o Miguel Noguera, que no cede con su metamórfico Ultrashow. No, no hay límites para el humor. Carcajadas de reverbs infinitas. Si no te ríes es porque no quieres. 7. Bromas francas Pantallas y podcasts Pese a la polémica censura que ha sacudido de raíz el Zona Franca de TV-3, el actual ‘boom’ del humor sigue acompañado por programas en diversas plataformas mediáticas. El auge de monólogos en webs de subscripción como Netflix o HBO oxigena mucho la idea que tenía el público del formato. Las improvisaciones de Nadie sabe nada de Andreu Buenafuente y Berto Romero llevan 9 temporadas ganando adeptos; Oye Polo de Ana Polo y Maria Rovira eleva la sorna en Radio Primavera Sound, mientras que La Sotana, pódcast satírico sobre el Barça perpetrado por Manel Vidal, Joel Díaz, Modgi y Andreu Ginola, no deja de triunfar. Oye Sherman o Marc Sarrats iluminan la tierra catalana con sus secciones en Està passant de TV-3, y recientemente otro colaborador de ese programa, el gran Modgi ha firmado Mític un especial de stand up autofinanciado que se puede adquirir para ver online. Ese show tendrá continuidad con otro protagonizado por Adri Romeo, que contará también con dirección de Ignasi Taltavull. Precisamente Taltavull, junto con Tomàs Fuentes, han conseguido convertir en un programa de TVE La Ruïna, delirante show donde público e invitados relatan anécdotas vergonzosas. Sobran canales para esparcir la carcajada. En plena crisis, palmaremos de risa.

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