MUSEO IMAGINARIO

El sabor de "la Barcelona de antes", en Escribà

El humorista Godoy, que lleva '1941' al Club Capitol, ha dado muchas ruedas de prensa en la histórica pastelería de las Ramblas

Godoy, que presenta su espectáculo humorístico ’1941’ en Club Capitol, frente a la pastelería Escribà en Rambla de les Flors, 83. / laura guerrero

Con el lema ‘No solo hacemos pasteles, creamos ilusiones’, la pastelería Escribà (Rambla de les Flors, 83) es uno de esos comercios barceloneses que resisten al tsunami de la temida gentrificación. Con Christian Escribà a la cabeza, la cuarta generación de esta familia dedicada al dulce innova constantemente para que su pastelería siga teniendo el prestigio de siempre. De Christian, Ferran Adrià dice que es capaz de crear “murales comestibles, pasteles explosivos, anillos de caramelo, tartas de boda imposibles e incluso pasteles voladores”.

También Godoy es un maestro en el gatopardiano empeño de cambiarlo todo para que todo siga igual: “En ‘1941’ hablo, con mucho material nuevo, sobre la vida. ¿De qué si no? Como decía Molière, ‘La vida es una gran farsa que tenemos que representar’”.

El espectáculo estará en la sala 2 del Club Capitol hasta el 28 de febrero. “Se titula ‘1941’ porque coinciden mi cumpleaños, el ataque de los japoneses a Pearl Harbor y el nacimiento de la revista satírica ‘La Codorniz’, con cuyo humor, lleno de imaginación y fantasía, me identifico tanto”.

Una familia de 'tartistas'

El actor admite que cada vez se acerca menos a las Ramblas y a la Boqueria “porque todo este entorno es demasiado turístico”. “Cuando termine este quilombo del teatro, que quizá será el último espectáculo que monte (aunque seguiré haciendo bolos), me mudo a la costa”. Pero le reconforta que lugares como esta pastelería sigan abiertos: “Escribà sabe a la Barcelona de antes. Un negocio de 1906. Una reliquia, y este lugar es una maravilla por dentro y por fuera”. Y recuerda: “Todas las conferencias de prensa que he dado en Barcelona las he hecho dentro y fuera de esta pastelería, porque... ¡qué arcos, qué mosaicos y qué tartas!”.

Antes de ser la pastelería y salón de degustación que la familia abrió en 1986 como sucursal de su sede en Gran Via de les Corts Catalanes, 546, el local de Escribà había sido una fábrica y tienda de pastas alimenticias llamada Casa Figueras. Así lo acreditan los mosaicos de ‘trencadís’ de la fachada y el bajorrelieve de la segadora que decora la esquina del inmueble. Un edificio datado de 1820 y renovado al estilo modernista en 1902 por el pintor y escenógrafo Antoni Ros i Güell, cuyo equipo de artistas creó también el interiorismo.

Se queda embelesado Godoy no tanto con el bellísimo envoltorio del local sino con los pasteles del escaparate: “Cuanto más viejo, más dulcero me vuelvo”. Y, como si no quisiera compartir tan exquisita visión con dos personas que también los están contemplando, les susurra: “¡Qué pareja haríamos los tres!”. Lo cual parece funcionar porque lo dejan allí plantado, se acercan al mostrador y le señalan al dependiente una maceta que parece un pastel y un pastel que parece un zapato de tacón. Una fantasía repostera a la altura de los no menos imaginativos monólogos de Godoy.