Marsellesa de nacimiento aunque criada en Barcelona, Micaela Flores Amaya bailó en tablaos, el Liceu, Nueva York y Hollywood antes de grabar su primer disco. Y tan lanzada iba que editó este epé antes de que la rumba catalana fuese popular. Ese año, 1962, los pocos artistas que ya habían grabado algo eran principalmente mujeres: Lola Flores, Dolores Vargas, Argentina Coral...

Aunque la canción que abre la cara A sea una zambra, el esprint final es bien rumbero, con la guitarra ventilando y La Chunga cantando aquello de "ay, mi Johnny Johnny Johnny...". 

Y la que abre la cara B ya es toda una rumba con unos versos que marcaron estilo: "Si mi suegra no me quiere, le voy a echar una maldición: que se le pierda su hijo y que me lo encuentre yo".