Cuando Eduardo Chillida y Fernando Zóbel se encontraron en 1964, con ocasión de la incorporación de una obra del escultor vasco al Museo de Arte Abstracto de Cuenca -del que el artista hispanofilipino era su impulsor-, hubo "admiración mutua, el sentimiento de haberse conocido siempre", explica Alfonso de la Torre, comisario de la exposición 'Zóbel-Chillida'. Caminos cruzados en la galería Mayoral.
La muestra permite apreciar los puntos en común entre ambos artistas -nacidos en el mismo año 1924-, como son el dominio de la luz, la sutileza en las formas, la búsqueda de lo esencial y la tendencia a unas líneas cromáticas similares (negros, ocres...).
La exposición incluye correspondencia de Zóbel a Chillida, reflejo de la estimación que hubo entre ambos.