Dice Oscar Abril Ascaso de sí mismo que es "un culo de mal asiento". Que su filosofía de trabajo es el "desplazamiento". Pero toda norma tiene excepciones, y este activista cultural, que durante los últimos tres años ha sido director de sectores culturales e innovación del Ayuntamiento de Barcelona, hace un alto cuando se trata de la plaza de Rovira i Trias. "Un territorio de vida", resume con el orgullo de quien ha crecido allí.

"La cruzaba camino del parvulario Regina o de La Salle Gràcia, en la plaza del Nord. Mi padre era taxista y tenía la parada aquí, y recuerdo que el tranvía 30 salía también de aquí. En el quiosco compraba tebeos de Mortadelo y Filemón y el 'El Noticiero Universal'...", explica este hombre inquieto, comisario de exposiciones, 'performer', artista, músico, realizador cinematográfico, escritor... "De hecho, cuando me preguntan de dónde soy, respondo que de la plaza de Rovira, porque los gracienses siempre citamos la plaza más cercana de donde vivimos".

"Casi autosuficiente"

Hay más motivos por los que la reivindica: "Pese a que la gentrificación y la pérdida de comercio de proximidad es evidente en Gràcia, aquí las tiendas de barrio todavía aguantan. Es un enclave muy paradigmático porque mantiene las raíces y es casi autosuficiente: todo lo que necesitas en tu vida cotidiana lo puedes encontrar aquí y en los negocios adyacentes".

Una plaza con cultura

También le encanta este enclave porque protagoniza numerosas referencias culturales. "¡Y eso que es una plaza de barrio! Aparece en 'El embrujo de Shanghai', de Juan Marsé, que era vecino, y su versión cinematográfica la recrea con un decorado; Enrique Vila-Matas escribió 'Tentativa de agotar la plaza de Rovira', un listado de todos sus comercios; Luis Eduardo Aute, que creció en Gràcia, le dedicó una canción: 'Somnis de la plaza Rovira'... Y yo mismo actué en el 2008 con mi banda, Oscar Abril Ascaso + Sedcontra avec Les Autres".