El cine de Hirokazu Koreeda habla de asuntos como niños abandonados por su madre, progenitores que se intercambian bebés o hermanastras que se descubren mutuamente tras la muerte del padre. Las películas que lo han hecho famoso -'Nadie sabe' (2004), 'Still walking' (2008) y 'De tal padre, tal hijo' (2013), entre otras- parecen tener un objetivo común: preguntarse qué es la familia y cuestionar lo que consideramos su formato idóneo.
En ese sentido, su nuevo trabajo en realidad no es nuevo. Lo que lo distingue es la inmensa capacidad de observación y de compasión que exhibe, y en la que no se detecta rastro alguno de la blandura sentimentalista que en ocasiones lastra los relatos del nipón. De hecho, mientras retrata a una familia del lumpen tokiota cuyos miembros se relacionan entre sí a través de vínculos demasiado extraños como para detallarlos aquí, Koreeda hace que hasta por debajo de las áreas más luminosas de la película corra un río subterráneo de rabia y amargura que en sus momentos finales se convierte en océano.
Un asunto de familia
Drama Japón, 2018 Director: Hirokazu Koreeda Intérpretes: Lily Franky, Sakura Ando, Mayu Matsuoka, Jyo Kairi
La prole del título, decimos, no es normal. El presunto padre de familia es un hábil ratero resuelto a adiestrar a su hijo adolescente sobre cómo se roba en tiendas de ultramarinos. Su esposa trabaja en una lavandería y la hija mayor se dedica al ámbito de la pornografía. Por lo que respecta a la abuela, es adicta a las máquinas recreativas. El grupo se completa con la mocosa con la que se encuentran en la calle al principio del relato y a la que deciden llevarse a casa. Suena a secuestro, pero sus motivos son nobles.
Koreeda va desvelando poco a poco las personalidades y circunstancias de esos personajes, y en el proceso echa por tierra las asunciones que inicialmente habíamos hecho sobre las conexiones entre ellos. Descubrimos que son gente dañada para la que esas comidas en común y esas conversaciones y otras rutinas domésticas funcionan como un escape al estatus de marginalidad que les ha sido impuesto, y para quienes el inevitable fin de esa pequeña utopía doméstica tendrá efectos devastadores.
LO+
La eficacia con la que Koreeda nos invita a empatizar con gente defectuosa.
LO-
Algunos hilos narrativos de los que la película nunca llega a tirar.
Su caso le sirve a Koreeda para reflexionar no solo sobre las deficiencias del sistema socioeconómico japonés, sino también sobre la fuerza de la resiliencia humana. Y lo hace sutilmente, capturando con precisión detalles casi imperceptibles y momentos fugaces y miradas y sonrisas furtivas, sin caer en el miserabilismo. Tampoco ofrece soluciones fáciles a problemas difíciles, y a pesar de ello nos convence de que, pese a lo que diga el dicho, a veces la familia sí se elige.