el museo imaginario

El Tívoli, un teatro "mágico"

Juan Tamariz recomienda el Teatre Tívoli, abierto en 1919, porque "es bellísimo y emblemático"

Juan Tamariz y su mujer, Consuelo, repitiendo la foto que se hicieron cuando el ilusionista descubrió encantado el Tívoli, hace cuatro o cinco años. / JOSEP GARCIA

Cuando entró por primera vez en el Teatre Tívoli (Casp, 8), Juan Tamariz se quedó tan impactado como si le hubieran hecho un número de magia al que no es capaz de adivinarle el truco. Tal fue su sorpresa, -"muy grata", recuerda él-, que se subió al escenario con su mujer, Consuelo, y se hicieron una foto con la platea de fondo. "Cualquiera que viera ese fondo de butacas pensaría que estaba pintado", bromea el madrileño.

Tiene mérito que haya escogido el Tívoli porque el ilusionista ha visitado decenas, seguramente centenares, de escenarios de todo el mundo durante su extensa carrera. Y, para más inri, lo descubrió hace "cuatro o cinco años". Es decir, hace nada. Y él tiene 75 "nada más".

Tamariz, en el vestíbulo del Tívoli. JOSEP GARCIA

Más años tiene el Tívoli, que se inauguró en 1919. "¡La de espectáculos que habrán pasado por aquí!", resopla. Pues sí. Empezó acogiendo teatro, circenses, zarzuela, ópera, revista y circo. En 1927 se convirtió en cine, programando esporádicas actuaciones de ópera y música. Y desde 1992 alberga musicales y 'shows' de gran formato, ballets y teatro de texto. El que hay ahora en cartel es precisamente suyo: 'Magia Potagia y aún más', que estará en cartel hasta el 25 de marzo.

"ES BELLÍSIMO, ES VERDADERO"

¿Qué es lo que tanto le gusta del Tívoli que lo conservaría en el museo imaginario de 'On Barcelona'? "Que tiene magia. Hay teatros que son demasiado fríos u ostentosos, y tienes que crear la atmósfera tú. Pero en este no. ¡Que nadie lo toque!". Y también su decoración. "Se le ve auténtico, tiene elementos originales, es bellísimo, es verdadero. Es emblemático, y no solo para mí". 

El primer recuerdo de Tamariz en una sala de espectáculos de Barcelona es el Cafè-Teatre Llantiol (Riereta, 7), "una maravilla que también conservaría y que era el centro cultural de la movida barcelonesa". "Allí debuté y allí estuve 8 o 10 años actuando. Tenía un encanto especial", rememora. Fue a principios de los años 80 del siglo pasado. Y desde entonces ha regresado a la capital catalana casi cada año con sus entretenidos espectáculos, pasando por los "preciosos" Capitol y Poliorama, La Villarroel...

Y visitando a tienda Mágicus (Diputació, 274), a la que tampoco quiere olvidar porque es "una familia entrañable con un conocimiento y un amor y pasión por la magia increíbles". La misma que siente él.