De paso por el tan pateado barrio Gòtic me adentro en la tortuosa calle del Paradís para darme un baño de turistas y de cultura antigua. Justo en el segundo requiebro de esta calle te topas con un edificio casi tan viejo como Matusalén: gótico, renacentista y renovado en el Modernismo.
Para colmo, esconde un vestigio único del pasado romano de la ciudad: cuatro columnas del templo de Augusto. Si tienes paciencia, lograrás quedarte a solas con ellas y podrás degustar ese sabor a tiempo imperturbable.
CIUTAT VELLA
Las columnas siguen ahí, en el 10 de la calle del Paradís. Del jardín que las rodeaba ya no queda ningún rastro.