Una activa campaña de los propietarios y de los vecinos de Vilallonga del Camp, un pequeño municipio del Tarragonès, logró en el año 2008 que se salvara de la tala un pino monumental -catalogado por la Generalitat de Catalunya- que dificultaba la construcción de una línea eléctrica.
Como David contra Goliat, los vecinos se hicieron fuertes en internet, recibieron apoyos de tierras lejanas y finalmente lograron que se replanteara el trazado y la altura de los postes para no molestar al gigante de madera. El conocido como Pi Gros de Mestres o de Vilallonga, que emerge solitario en el horizonte en medio de unos cultivos de secano, fue plantado a finales del siglo XIX por Josep Mestres, médico, político y agrónomo que llegó a presidir la Diputación de Tarragona. El árbol tiene un perímetro de tronco de 4,41 metros y una curiosa estructura inclinada mucho más densa por un costado.
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Pinus pinea