Mi colega Ricard Llerins, el incasable recopilador de árboles de Barcelona, me comenta el caso de un olmo singular cuyo futuro parece pender de un hilo. El espécimen, que según sus registros es el mayor olmo de toda la ciudad (3,10 metros de perímetro de tronco), crece en el barrio del Poblenou junto a un descampado –ahora aprovechado como aparcamiento– que desde hace años aguarda su transformación urbanística.
Ulmus pumila
Nombre común en español: Olmo siberiano Nombre común en catalán: Om siberià Origen: Asia central, Siberia, Mongolia, Corea. Muy empleado en Europa como ornamental Antigüedad: Hacia 1970 Lugar: Barcelona. Calle de Llull, junto al parque de Diagonal Mar (distrito de Sant Martí)
Y el temor, claro está, es que las previsibles obras no tengan en cuenta la presencia de un vecino tan especial. El árbol es concretamente un olmo siberiano, una especie que fue plantada con asiduidad entre los años 60 y 80 porque era más resistente a la plaga de la grafiosis que el olmo común. Pese a no ser un ejemplar muy viejo, su aspecto es decadente y está lleno de polvo. Necesitaría cuidados.
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