Cuando Jordi Barnadas, en 1992, abrió la galería que lleva su nombre tenía claro lo que quería: "Llegar a la gente". Lo suyo no eran los coleccionistas o los museos, sino el público que nunca había entrado en una sala de arte, y diferenciarse del resto de galerías que pueblan, o poblaban, la calle de Consell de Cent.
Así que apostó por la figuración, entonces, época de abstracciones, casi un sacrilegio. Y dio la oportunidad de exponer por primera vez a muchos artistas jóvenes y desconocidos con un trabajo refrescante, alegre y lleno de color. Una línea que ha dado identidad a la galería y la posibilidad de tener precios asequibles. También la etiqueta de comercial. "¿Somos comerciales? Seguramente, pero vendemos a Europa, América y tenemos representación en Signapur". Ahí es nada.
Ahora cumplen 25 años, y lo celebran, a partir de la próxima semana, con 20 de los artistas que les acompañan desde sus inicios. Hasta entonces luce Leo Wellmar, que también vale una visita y que repetirá en la colectiva.
DIDIER LOURENÇO
Uno de los autores de la galería con más proyección mundial y que más gusta. Su lenguaje internacional seduce en todos los mercados.
MIGUEL OLIVARES
Creador de coloridos ‘collages’, Olivares no recorta el material, lo rompe, y así consigue dar movimiento a sus obras.
ABEL FLORIDO
La ciudad es el tema de este pintor que vive en el campo y utiliza una técnica cercana a la acuarela que no le permite ni un ‘pentimento’.
LEO WELLMAR
Paz es lo que transmiten los paisajes soñados, entre reales y simbólicos, de esta sueca afincada en Barcelona.
MARIA PERELLÓ
Los retratos de perros son una novedad en la producción de esta artista de formación y factura clásica que ahora triunfa en París.
JORDI PINTÓ
El ‘estilo pintó’ se define por un lenguaje 'naíf' muy personal y un universo muy reconocible lleno de pinceladas de humor.
CRISTINA BLANCH
Lo suyo es ir cambiando de temática pero siempre con el universo femenino y la imaginación como banderas.
VANESSA LINARES
Con un pie en el manga, los ‘guspirus’, los personajes imaginados por la creadora, empiezan a tener el calificativo de clásicos.
GABRIEL SCHMITZ
En sus piezas siempre hay una figura y siempre hay realismo, además de un cierto aire de melancolía.