danza

'Moeder (Mare)', el baile del inconsciente

La compañía Peeping Tom presenta a su 'madre' ('Moeder') en el Mercat de les Flors

Una escena de ’Moeder (Mare)’, en el Mercat de les Flors. / HERMAN SORGELOOS

El suyo es un universo fascinante construido desde una mirada humana, tierna, sarcástica, surrealista. Ponen en danza un mundo paralelo, el de la mente y el inconsciente, por el que transitan a su libre albedrío recuerdos, pesadillas, deseos, miedos y alucinaciones. Un mundo que desafía la lógica y lleva al espectador por caminos sorprendentes donde el humor y el sufrimiento bailan juntos.

Son Peeping Tom, una compañía de danza-teatro con sede en Bruselas que ha escalado, a golpe de ingenio y talento, hasta la cima de la escena europea. Hay que celebrar su regreso a Barcelona, al Mercat de les Flors, donde presentan hasta el domingo 'Moeder (Mare)'.

Moeder (Mare)

Compañía: Peeping Tom. Mercat de les Flors, hasta el 12 de febrero.Dirección: Gabriela Carrizo.Dramaturgia: Franck Chartier.Precio: 28 €.

Empecemos por el nombre, ese Peeping Tom (mirón, 'voyeur', en inglés) que ya da pistas de sus intenciones y es también un guiño al filme de Michael Powell. Como cualquier artista curioso, la argentina Gabriela Carrizo y el francés Franck Chartier, fundadores y directores del colectivo, son unos 'voyeurs'.

"Nos gusta observar, espiar", admiten. Les gusta meterse en la cabeza de los personajes y sacar a bailar -¡y de qué manera!- sus pensamientos, neurosis y fantasías. Con ellos, el público entra en una insólita dimensión en la que las interacciones sociales convencionales y los movimientos se distorsionan cual pintura picassiana.

ACTORES-BAILARINES-ACRÓBATAS

La original narrativa de estos 'mirones' hibrida teatro, danza, música, sonidos y lenguaje cinematográfico, con el foco en unos cuerpos que desbordan los sentimientos y un revelador espacio escénico. Hay a veces ecos de las oníricas e inquietantes atmósferas de David Lynch y convulsiones a lo niña de 'El exorcista' a cargo de unos actores-bailarines-acróbatas de tal virtuosismo que a veces no parecen, tampoco ellos, de este mundo.

Son de Corea del Sur (Hun-Mok Jung), Taiwán (Yi-Chun Liu), Brasil (Maria Carolina Vieria), Bélgica (Marie Gyselbrecht, Brandon Lagaert)... Una diversidad que enriquece las creaciones y un dato: los artistas se interpelan unos a otros con sus nombres reales.

LA MADRE Y LA MEMORIA

'Moeder (Mare)' es el segundo capítulo de una trilogía sobre la familia que iniciaron con la perturbadora 'Vader (Pare)' -aplaudida en el Grec 2014 (festival que participa en la producción)- y finalizará con Kinderen (Fills). También nos visitaron con 32 rue Vanderbranden y la magnífica 'À louer', y antes dejaron huella con su primer tríptico ('Le jardin', 'Le salon' y 'Le sous sol').

En 'Moeder (Mare)' la coreógrafa Gabriela Carrizo ha tomado las riendas de la dirección (Chartier firma la dramaturgia) para infiltrarse en la mente de la figura materna y reflexionar sobre su significado. Partiendo del duelo por una madre ausente, la pieza explora las conexiones inesperadas y absurdas entre el sufrir y el celebrar, y los ciclos de la vida. Una incubadora, un tanatorio, un estudio de grabación, un museo...

Recuerdos conscientes e inconscientes a la greña. El 'yo', el 'ello' y el 'superyo', en danza y a la vista de todos.