No es fácil recomendar esta película. Ensalzar sus virtudes definiéndola como «la descripción del dolor y la culpa aplastante más honesta que uno pueda imaginar» corre el riesgo de disuadir al espectador, porque ¿quién va al cine a deprimirse? Pero es que eso es lo que es 'Manchester frente al mar': habla de una tragedia tan tremenda que no puede ser mencionada en este artículo.
La película arranca, eso sí, con otra tragedia, más terrenal: el hermano de Lee (Casey Affleck) acaba de morir. Hacía tiempo que no se veían, después de que Lee huyera de la vida que solía tener. Al volver a casa para lidiar con la burocracia 'post mortem', recibe otra noticia explosiva: el testamento lo nombra tutor de su sobrino, Patrick (Lucas Hedges). Y él no se siente capaz, no tiene fuerza. La perdió años atrás, por esa tragedia que, decimos, no podemos mencionar.
La iremos conociendo poco a poco, a medida que los recuerdos vayan azotando a Lee y culminen en lo que sin duda es uno de los momentos cinematográficos más devastadores que se recuerdan, a pesar de que en su interior, en forma de bendita incongruencia, hay también un hilarante 'gag'.
LUTO... Y COSCORRONES
'Manchester frente al mar', de hecho, incluye más chistes de los que pensábamos que le estaban permitidos a una película tan emocionalmente grave. Mientras cargan el peso del luto, sus personajes también tienen conversaciones sobre 'Star Trek' o sobre sexo, y olvidan dónde aparcaron el coche, y se dan coscorrones con la puerta del congelador.
'Manchester frente al mar'
Drama
El humor no solo es la estrategia del director Kenneth Lonergan para darnos periódicos respiros emocionales: Lee y Patrick usan el sarcasmo para soportar así heridas que nunca sanarán. Porque nunca sanarán. La vida no volverá a su cauce, y ese es un hecho que esta película entiende mejor que ninguna otra película sobre el asunto.
LAS HIPÉRBOLES SE QUEDAN CORTAS
Comprender eso ha llevado a Lee a la parálisis y al masoquista retiro. Todo cuanto parece desear es borrarse. Dándole vida, Affleck hace una interpretación magistralmente interior. No muestra ni intensidad ardiente, ni sufrimiento gesticulado. Y lo mismo puede decirse de Lonergan, y de la delicadeza extrema con la que maneja sentimientos tan intensos que en las manos del director equivocado nos hundirían en la miseria.
LO+
Su habilidad para reconocer que la vida es cómica hasta cuando es trágica.
LO-
Al salir del cine vas a necesitar,como mínimo, un trago.
Resulta casi milagrosa su capacidad para lograr, en cada una de las escenas, algo nuevo, o algo doloroso, o algo cómico, o algo poético, o alguna combinación imposible de todas esas cosas. De verdad que no es fácil recomendar esta película: las hipérboles se quedan cortas.