Cristina Gómez. Prejubilada.
"Un caluroso 15 de agosto de 1966, después de doce interminables días y una increíble travesía trasatlántica, divisé por primera vez Barcelona, enmarcada en azules cielo y mar, tantas veces imaginada y tan bien revivida por mi 'iaia' con el libro 'Guía de Barcelona' de Carles Soldevila (ediciones Destino, 1951) que aún conservo y al que acudía como recurso de entretenimiento en días en que, por algún que otro motivo, faltaba a clase y me quedaba en casa. Mi abuela aprovechaba la ocasión para hacer su viaje nostálgico a su querida Barcelona desde el lejano Brasil.
Me fascinaban las imágenes en blanco y negro de aquella ciudad mágica y misteriosa y, sobre todo: la estatua de Colón, allá arriba, tan alta, señalando en dirección donde yo vivía, desde el lugar de orígen de mi familia. Y por fin la vi: ahí estaba la estatua y, detrás de ella, Barcelona. ¡En vivo y de colores! Desde el primer momento intuí que me iba a enamorar a primera vista, como así fue. Pero ya echaba de menos a mi amado Sao Paulo.
¡Desde entonces tengo el corazón 'partío'! (cómo me gusta esta canción, Dios). Y en mi corazoncito conviven , en plena armonía, 'meus dois amores, minhas duas cidades...".