Pau Ricart, gestor cultural
"Empecé a venir a Barcelona a comprar discos. Viajes excitantes de hace más de 25 años, cuando internet todavía no lo había transformado todo. Entonces, hablar de la calle Tallers era sinónimo de tiendas de discos; empezabas a caminar desde La Rambla y hacías una primera revisión, comparando los precios de unas y otras, haciendo tus cálculos. En el segundo recorrido, ya decidías en qué te los gastabas.
No era habitual comprar habiéndolos escuchado antes, lo que le añadía un punto de emoción (que a veces devenía en decepción). A menudo, poder escucharlos dependía de la relación que tenías con el vendedor. Yo mismo acabé trabajando cuatro años como vendedor de una tienda de discos y viví toda esa temporada en la gran ciudad. Tiendas de discos, salas de conciertos y de cine eran los lugares que más frecuentaba aquellos años del cambio de siglo".