Viaje a Bruselas
Salvador Illa proclama el regreso de Catalunya a las instituciones europeas
El president de la Generalitat se vuelca en dar un espaldarazo al uso del catalán en el Parlamento Europeo
Illa está "convencido" de que Metsola abordará el uso del catalán en el Parlamento Europeo pese a la falta de calendario
Illa y Mazón apelan a la solidaridad europea y a una mejor cooperación frente al impacto de la DANA
Illa se entrena como president en Bruselas para ganar influencia y defender el catalán en la UE
El president de la Generalitat, Salvador Illa, en el Comité de las Regiones en el Parlamento Europeo / Arnau Carbonell / Govern
Devoto empedernido de Josep Tarradellas, el president Salvador Illa ha entonado su particular 'ja sóc aquí' en el corazón de Europa. El jefe de la Generalitat ha viajado hasta Bruselas sentado en la fila 8 de un vuelo en clase turista, pero con las aspiraciones al más alto nivel de influir en unas instituciones en las que considera que Catalunya perdió fuelle a lomos del 'procés'. Su vocación: relanzar la diplomacia catalana sobre unos nuevos parámetros que dejen atrás una inestabilidad que antaño lastraron las complicidades públicas con Catalunya, proclamar una suerte de regreso a las instituciones como socio "fiable" y en sintonía con el Gobierno de Pedro Sánchez.
"Después de unos años de presencia pasiva o limitada, Catalunya se quiere volver a implicar al máximo y a fondo en hacer aportaciones positivas para tirar adelante la construcción europea", ha asegurado durante su intervención en el Comité de las Regiones. Hacía 14 años, desde el mandato de José Montilla, que un president de la Generalitat no intervenía en este órgano consultivo que da voz a los entes regionales de los 27 Estados miembros. Illa ha recordado con toda la intención que Pasqual Maragall -que ejerció de convencido embajador del espíritu europeo de Catalunya- lo presidió entre 1996 y 1998. Los sucesivos gobiernos independentistas dejaron la representación en el Comité en manos de otros rangos de la Generalitat.
Después de unos años de presencia pasiva o limitada, Catalunya se quiere volver a implicar al máximo y a fondo en la construcción europea
"Cuenten con nosotros, cuenten con Catalunya", ha pregonado como colofón al minuto de intervención que tenía reservado en este foro, que conmemora sus 30 años de existencia. Sesenta segundos que le han bastado para dejar claro que en su agenda de prioridades está influir en políticas en materia de vivienda, cambio climático, educación, sanidad, seguridad o infraestructuras. Ni rastro del referéndum o de la judicialización que en el último mandato tuvo reverberación en la Eurocámara, especialmente mientras Carles Puigdemont fue eurodiputado, y que tanto ocupó y preocupó a sus antecesores en la Generalitat. "Catalunya ha vuelto al proceso de decisión europeo", ha rematado en el cierre de su primera jornada europea durante la intervención en el acto 'Power Regions of Europe', una iniciativa de las principales regiones para influir en el debate comunitario.
El catalán, la diversidad y la estabilidad
Eso sí, por más que con él se haya dado carpetazo a las reivindicaciones soberanistas, lo que ha dejado también claro Illa es que, por lo que de él dependa, no va a arrinconar la partida para la normalización del catalán en las instituciones europeas. "Esta cámara es la viva expresión de la diversidad y la pluralidad de Europa", ha asegurado como prólogo de una de las carpetas en las que más va a insistir en sus viajes "regulares" que prevé a Bruselas. Es esa pluralidad, y por ende, los pactos con los partidos independentistas, la que sostiene a los gobiernos en minoría tanto de Sánchez en España como de Illa en Catalunya.
Catapultar el catalán en el Parlamento Europeo fue uno de los compromisos que selló el PSOE con Junts a cambio de su apoyo a la investidura y que previamente también habían acordado los socialistas con ERC. La realidad demuestra que, del dicho al hecho, hay un trecho. Un año después, ni es oficial ni se puede utilizar aún en los plenos de la Eurocámara, por lo que Illa ha decidido asumir personalmente el rol de rompehielos poniendo el asunto en el epicentro de la reunión con la presidenta de la Eurocámara, Roberta Metsola, dirigente del PP. "He visto en ella una actitud rigurosa y respetuosa, con ganas de abordar y de resolver este tema", ha asegurado Illa tras el encuentro.
El president de la Generalitat, Salvador Illa, con la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, este miércoles en Bruselas / Arnau Carbonell / Govern
La oficialidad del catalán va para largo porque requiere la unanimidad de los 27 estados miembro del Consejo Europeo. Ocho años tardó el irlandés, la última lengua en lograr este estatus. Consciente de que esa va a ser una carrera de fondo, el Govern pone el foco en otra meta a medio camino que cree alcanzable a más corto plazo: su uso en el Parlamento Europeo. Sin embargo, más allá de la buena receptividad de Metsola no hay ningún calendario para la votación que debería producirse ni concreciones por parte del grupo específico de trabajo creado para abordar el asunto. Y es que para lograr que se pueda hablar en los plenos a los socialistas les falta el apoyo de los liberales.
Ni choque con Mazón ni reunión con Puigdemont
No lo lograron en la anterior legislatura, pero están convencidos de que ahora sí que puede ser posible porque ese grupo ya no está condicionado por Ciudadanos, partido que ha desaparecido del mapa institucional. Aún así, el president no ha osado pronosticar que el asunto pueda estar resuelto el año que viene. Y es que corren malos tiempos para los pactos en Bruselas, donde se ha desencallado in extremis el veto del PP a Teresa Ribera como vicepresidenta de la nueva Comisión Europea de Ursula von der Leyen.
El toma y daca por la gestión de la DANA es el conflicto que ahora tiene eco en las instituciones comunitarias. En la intervención en el Comité de las Regiones, Illa ha esquivado el cuerpo a cuerpo con Mazón apelando a la solidaridad europea y dejando caer un mensaje velado a favor de la "mejora de la cooperación entre administraciones". Si una cosa no quiere el president es que el estreno de su diplomacia se vea empañado por otras cuestiones. De ahí que de su agenda haya quedado fuera una reunión con Puigdemont que le ha costado el reproche de Junts. Cosas del azar -o no-, Illa ha llegado a Bruselas en el mismo vuelo que Jordi Turull sin que hayan llegado a saludarse: mismo destino pero distinto rumbo en el corazón de Europa.
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