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La vida en Estados Unidos de los Puig Antich: un duelo de medio siglo

“Mi padre animaba a sus hermanas a emigrar”, dice Monique, la hija del primogénito de la familia, a quien Salvador envió su última carta antes de ser ejecutado hace 50 años

Joaquim Puig Antich se marchó en los 60 a EEUU, donde dejó de hablar catalán y castellano y se convirtió en un eminente psiquiatra

La familia intenta una revisión judicial del caso en Argentina tras haber recibido reveses en la Audiencia de Barcelona y el Supremo

PUIG ANTICH / MANU MITRU

“Matan al presidente español, supuesto heredero de Franco, al detonar su coche con una bomba”, titulaba el New York Times en su portada el 21 de diciembre de 1973 con la foto del Dodge oficial de Carrero Blanco destrozado y cubierto de escombros tras el atentado de ETA. Al ver el periódico, Joaquim Puig Antich (Barcelona, 1944), eminente psiquiatra que ejercía por entonces en Nueva York, se conmocionó. “Van a matar a Salvador”, tuvo claro, rememora su hija, Monique Puig Worthington, en conversación con EL PERIÓDICO. No se equivocaba, le confirmó una de sus cuatro hermanas, Imma, en llamada internacional apenas tres semanas después. Salvador Puig Antich, militante anarquista del MIL (Movimiento Ibérico de Liberación), era condenado en consejo de guerra a dos penas de muerte, por el homicidio del subinspector del Cuerpo General de Policía Francisco Anguas Barragán durante un confuso tiroteo en un portal entre policías y miembros del MIL, en el número 70 de la calle Girona de Barcelona, y por el atraco previo a una de las sucursales del Banco Hispanoamericano, que había puesto sobre la pista del MIL a la temida Brigada Político-Social franquista.