Elecciones generales 2023
ERC y Junts fracasan en el enésimo intento de unir al independentismo
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Jordi Turull y Pere Aragonès. / EFE / Toni Albir
Si la condición ‘sine qua non’ para intentar restablecer la unidad independentista es que esté hecha pedazos, entonces ERC y Junts se hallan en la situación adecuada para intentarlo. Porque la distancia es sideral. Nada nuevo si no fuera porque, hace menos de dos meses, ambas fuerzas coincidieron en la perentoria necesidad de, esta vez sí que sí, recomponer esa deseada unidad.
Y es que esa fue, de hecho, la lectura inmediata que, al menos ERC hizo del batacazo sufrido en las elecciones municipales. De 2019 a 2023, los republicanos perdieron 300.000 votos, pasando de 819.000 papeletas a 519.000. A Junts las cosas le fueron mucho mejor, incluso logrando el ‘sorpasso’ sobre los republicanos, merced a sus 552.000 votos, 15.000 más que en 2019.
Pero esa no debió de ser la lectura que hicieron en la cúpula de Junts, por cuanto Jordi Turull no tardó en abonarse a la teoría de que había que recomponer la unidad. Y es que si en la comparación entre elecciones se saca el municipio de Barcelona, donde una candidatura con la estelada oculta en el cajón, la de Trias, sumó 80.000 votos más que los, también, 80.000 logrados por el partido en el 2019, el balance no es tan halagador. Es más, demuestra que, en el ‘rere-país, donde la bronca continua entre partidos parece que pasa factura, los posconvergentes perdieron voto.
El 'no' a la lista única
El primer punto de fricción en la búsqueda de esa unidad fue por determinar qué implicaba. ERC, rauda y veloz, se desmarcó de toda opción de que ello significara concurrir en una lista única. Y, siempre a la misma velocidad, presentó el acuerdo con EH Bildu, es decir, un nuevo giro a la izquierda para conjugar toda duda de hermanamiento con Junts.
Pero ERC quería la unidad. O más exactamente, y como Junts, quería que pareciera que hay unidad para que el electorado no les pase factura. Y como ejemplo, un botón. No hay en ERC persona más renuente que Gabriel Rufián a ir de la mano de Junts y, sin embargo, en los primeros días de campaña, el líder republicano en Madrid, que sabe de la importancia de equilibrar las proclamas de izquierda con las más típicamente independentistas, aseveró que el eventual precio que ERC debía de poner a una investidura de Pedro Sánchez tenía que ser consensuado con las tres fuerzas independentistas con representación en el Congreso.
Aragonès entra en escena
Todo ello, la búsqueda de la unidad perdida, se fue al garete esta semana. En un movimiento en tres partes que inició Míriam Nogueras en el debate de TV-3, en el que propuso a Rufián pactar que solo se investiría a Sánchez si este accedía a traspasar las competencias para la organización de un referéndum a la Generalitat.
Los republicanos, que sufren al ver como todas las encuestas detectan que el PSC se está llevando el gato al agua del voto útil en Catalunya, vieron como, si se dejaba ‘con vida’ la propuesta de Nogueras podía crecer entre el electorado la duda de si ERC investirá, de todas todas al socialista, si se dan los guarismos, reaccionó a las pocas horas dejando claro que sí, que si de ellos depende, Sánchez será presidente o, lo que es lo mismo, que el PP no lo será a no ser que sume con Vox.
Para rebatir a fondo a Nogueras, ERC puso en escena al propio ‘president’ Pere Aragonès para fijar el precio de la investidura para los republicanos. Acabar con el déficit fiscal, el traspaso de Rodalies y la reanimación de la mesa de diálogo. Y minutos después llegó la respuesta de Turull a Aragonès, los dos que habían planteado lo de la unidad: “No he pasado tres años en la cárcel para hacer un frente por Rodalies”. La del PSC tampoco se hizo esperar: "Está en juego la convivencia y el progreso, eso no tiene precio", espetó Salvador Illa.
Y el broche, por el momento, lo puso Oriol Junqueras. Vía Twitter, el presidente de ERC, y exencarcelado, como Turull, rebatió al secretario general de Junts: "Fuimos a la cárcel por organizar el referéndum del 1-O. Evidentemente. Y volvería a hacerlo. ¡Por eso exigiremos mantener la negociación para abordar un referéndum! Y la gente en Catalunya necesita unos trenes que funcionen y acabar con el déficit fiscal, porque necesitamos más médicos, maestros y progreso social", sentenció. Los dos partidos llegan, de nuevo, a las urnas, sin entendimiento.
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