ERC y Junts llevaban semanas ajustando cuentas y nutriendo al PSC de poder local con su disputa. Pactos por doquier, incluso allá donde tenían mayoría en suma. Pero el independentismo, pese a todo, iba a coronarse en la plaza más preciada: Barcelona. La entente entre Xavier Trias y Ernest Maragall por un gobierno de coalición se cocía con discreción mientras llovían puñaladas entre los cuarteles de los dos partidos tras las elecciones del 28 de mayo. La exhibición del propio acuerdo servía para recomenzar y permitía eclipsar los otros pactos a traición. Pero Ada Colau movió ficha, lo dinamitó, propició que Daniel Sirera hiciera un Manuel Valls -con la diferencia de que el alcalde es Jaume Collboni y no ella- y se volvió a vengar de Trias. "Que les den a todos", respondió el alcaldable y ya para siempre exalcalde.
Análisis
Las 3 razones que convirtieron a Jaume Collboni en alcalde de Barcelona
Collboni saluda a Trias en el pleno de investidura, el pasado 17 de junio. /
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