El Govern de Pere Aragonès está tratando de gestionar la cumbre de la sequía que se va a celebrar en el Palau de la Generalitat, el próximo viernes, con el mismo tacto y cuidado extremo que si transportara un huevo de Fabergé. Los intentos de la oposición de construir una especie de ‘leyenda negra’ sobre cómo los republicanos llevan la manija de la Generalitat, con un autoritarismo propio de quien controla el Parlament con 60 diputados, en lugar de moverse en la modestia que les conceden sus 33 escaños, parece haber hecho mella en el Executiu.
Crisis del agua
El Govern y la oposición estudian una moratoria a las sanciones contra la sequía
El Executiu cree indispensable que haya un régimen sancionador que disuada a los municipios de despilfarrar agua, pero se abre a postergar el inicio de las multas
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