Análisis

Astucia marroquí frente a candidez española: sin presencia ni agenda en Rabat

Pobre y decepcionante resultado para una cumbre en la que la mejor noticia para España es que normaliza las relaciones entre ambos países

El gran señalado es el ministro Albares, que no ha sabido manejar la situación, arrastrando a Sánchez a una posición de debilidad

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el jefe de Gobierno del Reino de Marruecos, Aziz Akhannouch, al inicio de la cumbre entre España y Marruecos

Sorpresa y decepción por los resultados de la cumbre hispanomarroquí la semana pasada en Rabat, en la que prácticamente se han soslayado la mayoría de los asuntos de interés para España y en la que el Gobierno central no ha conseguido atar compromisos concretos con Marruecos sobre la agenda bilateral más acuciante. Los partidos políticos de todo el arco parlamentario, salvo obviamente el PSOE, han constatado el fracaso de un encuentro que aspiraba a hito histórico y se ha quedado en evento formalista y protocolario en el que, además, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha sido objeto de un desplante incomprensible, que algunos definen como humillante, por parte del rey de Marruecos, Mohamed VI.