No es ningún secreto que en la lista de deseos políticos de Salvador Illa figura pasearse por el Pati dels Tarongers como presidente de la Generalitat. La diferencia es que, esta vez, la cúpula socialista no cree que sea un sueño inalcanzable, sino que está convencida de que, tras cinco años de remontada, nunca antes desde la caída del tripartito había estado tan cerca. El Govern se ha roto, la relación entre ERC y Junts es a corto plazo irreconciliable y los sondeos constatan que, cuanto más se divide el independentismo, más consolida el PSC la 'pole position'. Como jefes de la oposición, han centrado su estrategia en hacer palanca en esas grietas para ganar centralidad y presentarse como la alternativa gubernamental que garantizará "orden" en las instituciones y "estabilidad" política, económica y social en Catalunya.
Nuevo ciclo electoral
El PSC confía en que el triunfo en las elecciones municipales de 2023 sirva de trampolín a la Generalitat
Los socialistas, que dudan de que Aragonès pueda agotar la legislatura, buscan los frutos de su estrategia pactista para ganar centralidad a costa de la ruptura independentista
Salvador Illa y Jaume Collboni, el pasado 11 de diciembre en un míting en Barcelona /
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